CELTA 0 - 0 REAL SOCIEDAD

CELTA:

Notario, Edu Moya, Rubén, Peña, Fajardo, Rosada , Michu, Óscar Díaz, Trashorras, Abalo, Ghilas, David, Dinei

REAL SOCIEDAD:

Bravo, C. Martínez, Mikel, Labaka, Castillo, Estrada, Aranburu, Rivas, Gerardo, Moha, Agirretxe, Marcos, Xabi Prieto, Necati

Árbitro: Ceballos Silva, del colegio extremeño.

Incidencias: Partido correspondiente a a jornada catorce de Segunda División disputado en el estadio de Balaídos ante 6.998 espectadores según datos ofrecidos por el club. Tarde muy fría y lluviosa. Terreno de juego en buenas condiciones

El Celta se ha encasquillado en su estadio donde acumula el segundo empate consecutivo sin goles en dos partidos cortados por un mismo patrón. Plasmar en el marcador su superioridad en Vigo sobre sus rivales se ha convertido en la asignatura pendiente de un equipo, el de Murcia, que ya acumula once semanas consecutivas sin perder. El problema es que le esperan muchas tardes como la de ayer ante la Real, o como la vivida recientente contra el Rayo Vallecano. Partidos frente a equipos para los que recolectar un punto en Balaídos es un tesoro. Y al Celta le está costando jugar esta clase de encuentros. Necesita quitarse de encima el respeto que le empieza a entrar en estas situaciones. Domina, genera ocasiones, agobia por momentos al rival, pero es incapaz de trasladarlo al resultado. Ayer fue un ejemplo bien claro. La Real Sociedad llegaba sobre aviso porque fueron uno de los primeros testigos de la reacción del Celta hace casi dos meses. Sucedió en aquel partido de Copa que sirvió para redimir a jugadores como Trashorras o Dinei que se ganaron ante los donostiarras el protagonismo que ahora tienen en el equipo. Esa noche una Real displicente y demasiado relajada fue superada de punta a punta por el Celta, cuyos jugadores se encontraron unas condiciones ideales para desarrollar su juego frente a un equipo que se dedicó a sestear sobre Balaídos. Lillo demostró ayer que el vídeo de aquel partido se lo ha estudiado de forma detenida esta semana. Sin encerrar al equipo en su área, colocó su defensa cerca de la línea de medios del Celta y con órdenes concretas de anular el espacio a Trashorras y sobre todo a Dinei, perseguido con ahínco por los centrales vascos. A los vigueses les costó adaptarse porque necesita a estos dos jugadores. Cuando entran en juego es como si se hiciese de día. De hecho, el Celta siempre generó sus mejores ocasiones cuando ambos consiguieron asociarse. Sucedió en dos disparos del brasileño en los minutos 22 y 25; y también en aquella ocasión que Ghilas envió fuera poco antes del descanso. La Real, por contra, dejó pasar alegremente la primera parte. Sólo Marcos probó a Notario de manera tímida. El resto fue correr, tapar, esperar y desactivar a Trashorras y a Dinei.

El partido cambió ligeramente en la segunda parte porque, sin sentirse agobiados en exceso, Lillo debió pensar que no resistirían un segundo tiempo parecido al primero. Y acertó de pleno el preparador vasco porque su equipo mejoró notablemente y el Celta ya no fue el mismo. Nutrió el medio del campo, subió la línea de presión y movió el banquillo con celeridad para garantizar un mejor rendimiento físico que los vigueses. En sólo un minuto los vascos tuvieron en su mano el partido. Estrada se encontró mano a mano con Notario tras abrirle la defensa viguesa un pasillo incomprensible. El meta céltico le salió al paso condecisión y rapidez para anular el posible remate del jugador vasco.

El partido se descosió durante buena parte de la segunda parte porque la Real invitó a eso y precisamente, aunque suene paradójico, el Celta sufrió con más espacios para generar peligro porque le faltó claridad de ideas en el último tercio del terreno de juego. Trashorras estaba demasiado vigilado, Óscar Díaz no fue el puñal del partido de Copa de hace más de un mes y Ghilas se mostró demasiado alborotado; generoso, pero poco claro con la pelota. Los vigueses necesitaban la aparición de Dinei, que cada vez que interviene en el juego cambia el sentido del juego. Surgió de la nada en un cabezazo desviado en el minuto 53 y en un otro disparo alto en el tramo final. Demasiado poco para un Celta que por momentos llegó a temer por el destino del partido porque la Real Sociedad contragolpeó con peligro y sin grandes excesos siempre tuvo en mente la portería de Notario. Cuando moría el partido Pepe Murcia se acordó que el reglamento le permite hacer cambios y buscó soluciones en el banquillo que no encontró. Sin Trashorras y Ghilas, a los que sentó, todo estaba pendiente de un golpe de fortuna que no llegó por ningún lado. La Real se llevaba el punto que vino a buscar a Balaídos.