En el actual panorama de la Segunda División puede que uno de los equipos que más problemas arrastran en lo que va de temporada es la Real Sociedad, uno de los claros aspirantes -en teoría- al ascenso y que sin embargo no acaba de arrancar.

Para complicar un poco más las cosas, el sábado vivieron una jornada terrible que puede tener consecuencias pésimas para un histórico del fútbol español. Durante el partido contra el Eibar su entrenador Juanma Lillo recibió un botellazo en la cabeza que llevó al árbitro a suspender el partido a un minuto del final y por si fuera poco uno de sus delanteros titulares Díaz de Cerio se rompió la tibia y el peroné con lo que ya ha dicho adiós a la temporada.

Lo más doloroso para el cuadro donostiarra ha sido la lesión de Díaz de Cerio que deja a los vascos sin uno de sus jugadores más importantes. La imagen del futbolista observando la fractura de tibia y peroné entre gestos de dolor produce un fuerte impacto y recuerda de forma inevitable la escena protagonizada en su momento por Manuel Pablo en un Deportivo-Celta. De Cerio fue operado ayer en San Sebastián "con total normalidad", aunque los médicos que le han intervenido han advertido de que se trata de una lesión "de muy larga evolución".

Los doctores Achabandalaso, Escobar y Moisés Franco han emitido un parte médico tras operar a De Cerio en el que informan de que el diagnóstico definitivo es "fractura de tercio medio de tibia y peroné de pierna derecha". La intervención quirúrgica practicada al goleador donostiarra en la Clínica Quirón ha consistido en la "colocación de un clavo intramedular con cerrojo proximal y distal; osteotomía ampliada de la fractura del peroné; y colocación de factores de crecimiento plasmático", según reza el parte médico.

El caso de Juanma Lillo es diferente. En medio del descuento del encuentro ante el Eibar el árbitro se acercó al banquillo donostiarra que insistían en protestarle una acción. Un aficionado lanzó una botella en dirección al colegiado y se encontró la cabeza de Lillo que cayó al suelo ligeramente conmocionado. El árbitro dio en ese momento por finalizado el encuentro y ahora sobre la Real Sociedad pende la amenaza de una posible sanción aunque la víctima haya sido su propio entrenador, quien aseguró en rueda de prensa que sería una locura que cerrasen Anoeta. Curiosamente la temporada pasada a Lilo también le dieron con un objeto en La Rosaleda de Málaga y el equipo andaluz no fue sancionado por ello. Los donostiarras esperan la misma resolución mientras lamentan el mal fario de De Cerio.