La presencia de Esteban en esta sección da una idea de lo que ha sido el Celta en el partido de ayer. Si no fuera por las apariciones del asturiano en el segundo tiempo al equipo vigués no le cabrían en el zurrón los goles que hubiera recibido en su visita al Helmántico. Apenas tocó el balón en el primer tiempo, pero en el segundo sacó a relucir sus mejores condiciones para evitar que la tragedia alcanzase dimensiones aún mayores.

Los goles recibidos n No se le pueden achacar porque el meta asturiano estuvo vencido en todos ellos. En el primero, Dañobeitia recibe con metros para pensarse el remate y es demasiado ajustado como para responder. En el segundo, Toti se encuentra con un regalo inmenso de George Lucas y el jugador de la cantera salmantina coloca con habilidad el balón por debajo de las piernas del portero del Celta. Y en el tercer gol, el cabezazo de Pelegrin es inapelable. No se le puede achacar nada en esas acciones.

Sus paradas n Esteban regaló en el segundo tiempo y cuando el Celta se diluía como un azucarillo cuatro paradas de enorme mérito que ayudaron a equipo vigués a no recibir una goleada de verdadero escándalo y que se había merecido por su indecente comportamiento. La primera de las intervenciones fue en un mano a mano con Toti, en el que consiguió no vencerse y mantenerse de pie sin mayor problema y sin caer en el engaño del delantero del Salamanca. La segunda parada fue un libre directo de Quique Martín que buscaba la escuadra y que se encontró con el vuelo del asturiano. La tarcera fue un remate de Isaac, sólo ante el porteo, en el que también se mantuvo en pie cuando el charro trató de superarle por alto. Y la cuarta fue el penalti.

El penalti n Ha dejado de ser una noticia que Esteban detenga un penalti. El de ayer es el tercero consecutivo que para en los últimos partidos de Liga demostrando que es una suerte que domina con cierta facilidad y en la que ya ha conseguido ganarle la guerra psicológica a la mayoría de lanzadores. Ayer fue un ejemplo muy claro. Quique Martín pasa por ser un consumado especialista, pero tembló ante su paisano Esteban y cambió el lanzamiento. Suele hacerlo de forma ajustada (habitualmente al palo derecho de la portería), pero tal vez al ver a Esteban delante decidió cambiar y librar una batalla a ver quién aguantaba más y ahí la partida casi siempre la gana el portero. Martín lanzó sin mucha colocación a la izquierda y hacia allí se lanzó Esteban para ganar su pelea particular. Quique Martín quería un gol en su despedida y se encontró con Esteban.