F. Ávila / Manchester (Reino Unido)

Una temporada en 90 minutos con la posibilidad de clasificarse para la sexta final de la Copa de Europa de su historia o el fin de un ciclo y el inicio de una nueva etapa es lo mucho que se juega hoy el Barcelona ante el Manchester United en Old Trafford (0-0 en la ida).

Llegado a este punto, el equipo de Frank Rijkaard no puede mirar hacia atrás por el vértigo que le puede causar su situación. Sin opciones en la Liga y con un fútbol muy cuestionado, al Barça sólo le queda echar el resto y reivindicarse en un escenario emblemático para que sus jugadores y el mundo del fútbol vuelvan a creer en el equipo que fue.

Después de levantar la Champions en París con un juego que enamoró a Europa, el Barça cayó en barrena. De su último título -la Supercopa de España- hace ya mucho (agosto 2006) y los recuerdos persiguen y maltratan a los azulgrana, que han visto cómo el círculo virtuoso creado con la llegada de Joan Laporta apenas puede resistir más tensiones.

También es una de las últimas oportunidades que tiene Rijkaard para cambiar la situación. El holandés tiene su crédito en números rojos y sabe que sólo la Champions le puede insuflar algo de oxígeno.

En Old Trafford, el Barça tiene que ser fiel al estilo Barça para tener opciones de clasificarse; debe ser el equipo fiable que ya no se recuerda para sacar la eliminatoria adelante y todo pasa por creer en sí mismo. Se notará la baja de Rafael Márquez, sancionado; uno de los jugadores que mejor va en el juego aéreo y que será sustituido por Carles Puyol. En la defensa Zambrotta, en su mejor momento desde que llegó al Barça, y Abidal serán los laterales, y Milito el acompañante de Puyol.

La alineación estará en función de si Rijkaard decide jugar de entrada con Thierry Henry. Se ha instalado en Barcelona la teoría de que el francés, más por lo que fue que por lo que es, es un jugador temido por el United y su experiencia y el aprovechamiento del espacio en las contras, fundamental para sacar tajada.

Henry, que jugó en el Arsenal entre 1999 y 2007, marcó nueve goles al United en los 18 partidos. Sin embargo, su presencia obligaría al técnico del Barça a dejar en el banquillo a Iniesta.

Lo que resulta evidente es que el defensivo Manchester United que se vio hace menos de una semana en Barcelona no tendrá nada que ver con el agresivo conjunto que alineará Alex Ferguson en Old Trafford.

Con la duda de Nemanja Vidic, el central que se lesionó ante el Chelsea (un golpe sufrido en la cara, producto de una acción con Didier Drogba) y tampoco jugó en Barcelona, el United podría alinear a la misma defensa que en el Camp Nou, con Hargreaves por la banda derecha y Brown como central junto con Ferdinand.

El United lo tiene todo a favor para clasificarse y luchar por su tercera Copa de Europa. Se ha mostrado expeditivo en casa y puede jugar con los nervios del Barça, que sólo tiene como último recurso para salvar la temporada la Liga de Campeones.

Una de las dudas de Ferguson es Wayne Rooney, que sufrió un problema muscular en en el duelo ante el Chelsea, justo después de marcar el gol del empate, y tuvo que retirarse antes de hora para ser sustituido por Cristiano Ronaldo.