El Celta pretende que Borja Oubiña sea el buque insignia del equipo la próxima temporada. Tanto si el equipo sigue en Segunda como si se produce el milagro y el equipo regresa a Primera División, en Plaza de España cuentan con que el medio centro vigués sea el jugador franquicia. La marcha de Oubiña sólo se plantearía en el caso de que llegase una oferta elevada, lo cual es improbable tras la grave lesión de rodilla sufrida por el centrocampista celeste el pasado otoño, a las pocas semanas de irse cedido al Birmingham.

El Celta consideran que tanto en Primera como sobre todo si sigue en Segunda Oubiña es el mejor refuerzo que se puede esperar y, en caso de otra temporada en el infierno, un futbolista enormemente valioso para intentar devolver al Celta la categoría perdida.

La presencia de Oubiña en la plantilla casa con el giro introspectivo que el club pretende dar al equipo el próximo curso, en el que la cantera tendrá mayor peso. Así, otra de las prioridades del club es hacer un contrato de larga duración al asturiano Miguel Pérez Cuesta, Michu, en el que se tienen depositadas grandes expectativas. Ya ha habido de hecho un contacto con este jugador, aunque de manera informal.

Bastante menos claro está el futuro de buena parte de los jugadores que han llegado cedidos o que terminan contrato. El club pretende comenzar a planificar la próxima temporada cuanto antes aunque no dará ningún paso en firme hasta conocer en qué categoría va a jugar el equipo.

En Plaza de España son conscientes de que el ascenso a Primera División es poco menos que una misión imposible, pero tras las críticas recibidas el pasado curso cuando el presidente, Carlos Mouriño, dio por descendido al equipo con cuatro jornadas por delante tras perder en Balaídos con el Levante, no se tomará ninguna decisión ni se empezará a hablar con los jugadores hasta que pasen algunos partidos.

Si el equipo sigue, como se cree, en Segunda División, será difícil, por no decir imposible, que continúen buena parte de los jugadores que concluyen contrato este curso. El club está satisfecho con el rendimiento de futbolistas como Antonio Núñez o Jorge Larena, pero no podrá asumir sus fichas una temporada más en Segunda División. La única posibilidad de retenerlos sería que ambos aceptasen bajarse el sueldo, lo que parece del todo improbable, especialmente si se considera que pueden negociar libremente su futuro desde el pasado mes de enero y que cuentan con expectativas de encontrar acomodo en Primera División. Tampoco es probable que continúe el chipriota Ioannis Okkas, que ha tenido problemas para la adaptación de su familia y tampoco es un jugador barato.

Este mismo problema puede afectar a algunos de los jugadores con contrato en vigor con fichas elevadas. En esta situación se encuentran jugadores como Matías Lequi, Fabián Canobbio o Antonio Guayre. En este caso se buscaría una solución negociada con los futbolistas, a los que incluso se podría dar la carta de libertad, como sucedió, por ejemplo, el pasado verano con Javi Guerrero.

Por lo que respecta a la mayoría de los jugadores que llegaron en préstamo el pasado verano nada hay decidido. Gustan el brasileño Diego Costa y el madrileño Agus. Del primero se aprecia su juventud y sus indudables condiciones técnicas, pero se recela de su explosivo carácter. No obstante, las excelentes relaciones del Atlético de Madrid y el deseo del cuadro colchonero de que el joven delantero se vaya fogueando en Segunda División no harían difícil su continuidad. Por lo que respecta al madrileño, se valora su polivalencia y rendimiento, así como su evidente margen de mejora.

Queda por determinar el futuro de otros de los cedidos como Julián Vara (que seguramente no seguirá), Mario Suárez, Luis García o veteranos Juanma Peña o Fernando Sales, cuya situación no se ha evaluado.