Un referente del humorismo gráfico, testigo inexcusable de la Transición, y un artista capaz de transformar la mirada del espectador para adecuar el mundo a sus viñetas. Ese era Antonio Fraguas, "Forges", a juicio de de sus colegas de profesión gallegos, del periodismo y los activistas de la cultura que le conocieron y admiraron. Destacan su afilado ingenio y un carácter solidario que le hicieron una persona muy querida.

Las madres -e hijos- de los años 70 estaban 'enganchadas' a las viñetas de Forges hasta hoy. Pero también la generación de los ochenta, adicta a "El Jueves", que luego coleccionó los 'forgendros' hasta en posavasos. Precisamente en ese aspecto intergeneracional insisten gallegos como el crítico de cómics de FARO Octavio Beares -y codirector de la revista CuCo-: "Lo primero que destacaría de Forges es que ha sido una figura transversal, intergeneracional. Su humor fue punzante pero no hiriente, amable pero crítico, y siempre ha sabido tomar el pulso de la sociedad, en cada momento", destaca Beares. De su permanencia constante en los medios destacó sus proyectos de coleccionables en los años 60 y 80: "La Constitución" (1978) e "Historia de aquí" (1980), extensos y detallados cómics sobre la historia de España y la Constitución del 78. "Han sido referentes no solo de ese hacer tan personal, capaz de retorcer y reinventar expresiones y crear "palabros" y frases hechas, sino también educativos para toda una generación, en la que me incluyo", indicó Beares. "Otra cuestión importante en Forges es su estilo gráfico, inconfundible. Una lección de que lo importante es ser reconocible, característico y expresivo desde el más sencillo trazo", finaliza.

El humorista gráfico y autor de la tira "O Bichero" en FARO, Luis Davila, destaca que empezó a quedarse con 'los narigudos' ya en revistas y con ese modo tan particular de hablar de los personajes de Forges. "Hasta ayer, era uno de los viñetistas que seguía a diario", explica Davila, que pudo conocer a Forges en Madrid. "Descubrí a una persona verdaderamente honesta y comprometida. Era un gran ser humano, muy culto y un gran conocedor de la historia del país; de hecho fue un gran cronista de la historia de España". Los personajes de Forges que más gustan a Davila son las dos viejas, con las que encuentra puntos en común con las mujeres de "O Bichero". "Sus viñetas, pinchadas en centros y oficinas se convirtieron en auténticas proclamas filosóficas".

El escritor Juan José Millás aseguró: "Cualquier historiador que quiera saber qué ha sido la España de los últimos cincuenta años tiene que pasar por Forges en algún momento, pero además descubrí a un hombre absolutamente sencillo y afable, además de muy curioso".

El dibujante Gogue coincide: "Lo definiría como el mejor fotógrafo de los últimos 50 años de España, sin cámara pero con rotulador".

Del mismo modo, el dibujante gallego Santy Gutiérrez lo considera un referente a nivel profesional, "con un estilo único y particular que lo hace irrepetible", que no dudó en alzar la voz para defender los derechos de autor de los ilustradores y que presumía "orgulloso" de sus orígenes gallegos. Pudo conocerlo en persona en 2008 cuando como presidente de la Asociación Gallega de Ilustradores, Forges visitó Galicia para dar una charla. "Tiene un estilo único no solo a nivel gráfico, con sus típicos bocadillos, sino por su modo de expresarse, de usar palabra simpáticas que inventó él como 'bocata' y que tuvieron un gran calado social", señala Gutiérrez, quien tiene claro que Forges es "irrepetible".