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Dolores Redondo: "Un trabajo donde se puede morir forjó el carácter orgulloso del Norte"

La autora de la 'Trilogía del Baztán' y Premio Planeta 2017: "La suma de tu vida está en lo que escribes y a mí me gusta ser mujer"

Desde que publicó "El guardián invisible", hace cuatro años, el ascenso de Dolores Redondo (San Sebastián, 1969) en el mundo literario ha sido meteórico. La Trilogía del Baztán ha sido traducida a cuarenta idiomas -próximamente al árabe, adelanta la propia autora- y tiene una legión de seguidores. Con Todo esto te daré, su última novela, se ha alzado con el Planeta y hace unas semanas que se estrenó la adaptación cinematográfica de la primera entrega de su Trilogía.

-Es la autora de un auténtico fenómeno de masas, con su Trilogía del Baztán.

-El éxito de la Trilogía ha sido muy sorprendente. Hubo editoriales que me rechazaron El guardián invisible porque decían que la mitología y el género negro eran incompatibles. El hecho de que sea una historia muy local, que beba de la novela negra nórdica, que la investigadora acabe siendo la víctima... Todo eso contribuyó a que funcionara.

-¿La Trilogía está cerrada?

-Muchos lectores me envían cartas en las que siguen creando universos para los personajes. Siguen vivos en sus cabezas y ahí radica el éxito. Amaia volverá. Escribí pensando que fuera una Trilogía pero han pasado muchas cosas desde que empecé: he aprendido mucho, los lectores me han contado nuevas historias y siento que debo hacerlo por puro agradecimiento a Amaia. Algunos escritores no logran en toda su vida crear el personaje con que puedan contar sus historias, y yo lo hice muy pronto. Eso sí, me reservaré un espacio para contar otras historias que no caben en esa.

-Como en "Todo esto te daré".

-Es una novela con escenarios y una piel distinta, con un escritor homosexual, un sacerdote católico y un guardia civil que conforman una troupe insólita y con una historia de amistad adulta y genuina.

-Sus novelas están muy aferradas a la geografía.

-Son lugares de una belleza natural, como Baztán o Galicia, pero una belleza con compromiso. Yo soy del País Vasco, de una zona pesquera, en la que enseguida te adentras en unos bosques profundos. Esa orografía ha hecho que se conserve la gastronomía, las canciones, las historias... El trabajo rudo los ha hecho orgullosos. Un trabajo rudo, en el que se puede morir trabajando, marca la diferencia y ha forjado el carácter orgulloso del Norte. He visto funerales de marinos, de los que ni siquiera se ha recuperado el cuerpo. A veces tienen oportunidades de irse, pero el amor y el orgullo por su tierra se lo impide. De eso tratan mis novelas. El Norte nunca deja de conmoverme. Todo eso dota de un fondo a los personajes que los hace reales.

-Acaba de estrenarse en pantalla la adaptación cinematográfica de "El guardián invisible".

-Y es el thriller más visto del año, ya han ido unas seiscientas mil personas y ya han empezado con el tratamiento del segundo y tercer guión.

-¿No teme morir de éxito?

-Está la cara vista y detrás una mujer real que tiene hijos, padres ancianos, hermanos, con preocupaciones reales, preocupada por el paro, la violencia, los adolescentes? La vida real te pone en tu sitio. Volver a escribir es la mejor purga para escapar del oropel del éxito: es excavar, abriendo galerías que a veces no llevan a ningún sitio y no tiene nada de glamuroso estar solo un montón de horas al día escribiendo.

-¿Sus hijos ya tienen edad de leer sus novelas?

-El mayor sí, tiene 18, y la pequeña tiene 11. Ella ha visto los cómics y la película le he dicho que la veríamos en vídeo para pararla, porque me parece muy violenta para su edad. A mí me impresionaba ponerme en la piel de los padres de las niñitas cuando escribía el libro. Durante el rodaje de la película vi un maniquí de caucho del atrezzo, tan real, y era espantoso, ver a una niñita maltratada así. Una de las actrices, que hizo de madre, me confesó que al verlo se había echado a llorar de dolor.

-La Trilogía del Baztán habría sido una serie policiaca muy diferente sin su sensibilidad maternal.

-La suma de tu vida está en lo que escribes y a mí me gusta ser mujer, me encanta la parte femenina de la vida, y hablar de la maternidad, de la conciliación? Es una realidad que veo y vivo. Está tu experiencia y la de otros. Una de las cosas que debe saber hacer un escritor es escuchar: a veces me cuentan una historia, para que la traslade a una novela y no me conmueve, otras en una confidencia entre copas emociona.

-¿En algún momento imaginó llegar tan lejos escribiendo?

-Empecé a escribir de adolescente, que es cuando uno más necesita volcar sus emociones. Era algo muy burdo, cuentos, relatos cortos... Luego estudié, me dedique a otras cosas, me presentaba a concursos, nunca dejé pasar un año sin escribir. En 2005 publiqué mi primera novela, en 2008 la segunda, Los privilegios del Ángel. Tengo guardadas muchas novelas que nunca se publicarán.

-¿Seguro?

-Hay que ser realista. Tienes que pulirte y encontrar tu voz. Cuando llega El guardián invisible lo que me inspira es una noticia. Escribir sobre aquella historia era la forma de quitármela de la cabeza. Y escribí una historia matriarcal, que no es nada raro porque soy la hija de un pescador que siempre estaba fuera.

-"Todo esto te daré" ha sido un desahogo tras la Trilogía.

-Ha supuesto un refresco absoluto después de estar tan metida en la creación de Amaia y el Baztán. Volveré allí, pero me reservaré parcelas como esta novela.

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