El director artístico Manuel Gil Parrondo y Rico, ganador de dos Óscar por su trabajo en Patton (1970) y Nicolas y Alejandra (1971) y conocido por participar en películas como El Cid o Doctor Zhivago, falleció el pasado sábado en Madrid a los 95 años, según informaron fuentes de la Academia de Cine. "No tenía otra enfermedad que la de ser mayor. Este año hemos estado rodando, a partir de una novela de Sánchez Piñol, una película -Cold Skin, aún sin estrenar- y seguía en activo", detalló su sobrino Óscar que informó de que falleció en su domicilio, acompañado de su mujer.

Nacido en Asturias, su infancia transcurrió entre esta comunidad y Madrid, aunque ya con 15 años se instaló definitivamente en la capital de España. Estudió en la Escuela de Bellas Artes, donde adquirió nociones de pintura y arquitectura, mientras en paralelo devoraba sesión tras sesión en los cines de la ciudad. Ya en la posguerra, en 1939 Gil Parrondo comenzó a trabajar en los estudios Aranjuez, como ayudante del decorador Amalio Garí.

Sus primeros trabajos fueron en las películas Los cuatro robinsones (Eduardo García Maroto), La Dolores (Florián Rey) y La gitanilla (Fernando Delgado). Pero el gran salto en su carrera lo dará cuando comience a trabajar con Sigfrido Burmann. Maestro de decoradores, Burmann era un emigrante alemán que llegó a España en 1917. En la posguerra, el germano era decorador jefe de los estudios CEA, de la Ciudad Lineal. "Mi forma de trabajar la aprendí con Burmann. Él era un ser excepcional. Un gran artista y un incansable trabajador. Todo lo hacía sin darse importancia, sin ningún misterio. Y además me enseñó a considerar el trabajo como un placer o un regalo y nunca como un castigo. Burmann era una persona admirable", declararía años después Gil Parrondo.

Hasta 1951, Parrondo trabajaría con los principales cineastas de España, siempre bajo las órdenes de Burmann: desde Edgar Neville hasta Ladislao Vadja, pasando por Juan de Orduña, Florián Rey o José Antonio Nieves Conde, entre otros. En paralelo,se inició como decorador teatral, colaborando con figuras como Miguel Mihura o Enrique Jardiel Poncela.

Asentado ya como decorador independiente, Gil Parrondo comenzó en 1952 a colaborar con el aparejador Luis Pérez Espinosa, una asociación solo rota por el fallecimiento del segundo, en 1965. En sus primeros años de colaboración, el tándem trabajó en filmes como Jeromín (Luis Lucia, 1953) o Los peces rojos (José Antonio Nieves Conde, 1955). Entre medias, Parrondo y Pérez Espinosa se encargaron de los decorados de Mr. Arkadin (1954), a las órdenes de Orson Welles.

Aunque el cineasta omitió sus nombres en los créditos, esta última película supuso un espaldarazo clave para Parrondo y Pérez Espinosa, que comenzaron a colaborar cada vez más en las producciones estadounidenses filmadas en territorio español, especialmente a partir de Orgullo y pasión (Stanley Kramer, 1957). Esto permitiría a Parrondo adquirir la condición de director artístico en España de todas las producciones de Samuel Bronston, incluidas El Cid (Anthony Mann, 1961) y La caída del Imperio Romano (Anthony Mann, 1963) y colaborar, como auxiliar de los directores artísticos principales, en superproducciones como Espartaco (Stanley Kubrick, 1960), Lawrence de Arabia (David Lean, 1962) y Doctor Zhivago (David Lean, 1965).

Mas el trabajo de Gil Parrondo no había pasado desapercibido para Hollywood. En los años siguientes, serían cada vez más los cineastas que reclamasen sus diseños. En la década de 1970, Parrondo alcanzó la cima de la profesión al trabajar con George Cukor y merced a su prolongada colaboración con tres cineastas de calado: Franklin J. Schaffner, John Milius y Richard Lester. Para Cukor, Parrondo diseñó los decorados de Viajes con mi tía (1972), con la que fue nominado al Óscar. No ganó, pero para entonces ya tenía dos estatuillas en su palmarés, obtenidas en los años previos merced a dos trabajos con Franklin J. Schaffner: Patton y Nicolás y Alejandra.

En las décadas siguientes dignificó además las producciones de diversos cineastas españoles, manteniendo una relación prolífica con Mario Camus y con José Luis Garci, una relación profesional que permitiría a Parrondo engrosar su palmarés con cuatro premios Goya.