La desaparición del humorista gráfico que provocó una sonrisa en los lectores de FARO durante cincuenta años sigue generando muestras de cariño hacia sus familiares y amigos. La sala número ocho de tanatorio Vigomemorial fue ayer el lugar de encuentro para rendir homenaje al Fernando Quesada, fallecido en Vigo la madrugada del sábado a los 82 años tras una larga y devastadora enfermedad.

Durante el día de ayer los cuatro hijos vivos del artista, Marieta, Beatriz, David y Yayo, sus tres nietos Javi, Eva y Clara, y sus hermanos, sobrinos y primos estuvieron acompañados por decenas de amigos a quienes, pese a conocer la enfermedad que padecía, les cogió por sorpresa su fallecimiento.

Poco antes de las cinco se inició una misa en la capilla del Vigomemorial celebrada en la intimidad con sus más allegados. Tras el acto litúrgico, una celebración breve ya que en domingo no se llevan a cabo funerales, se procedió a la incineración de los restos mortales del genial artista, del mismo modo que ocurrió con su esposa, la desaparecida pintora Ana Legido, en el año 2012.

"Desde que dejó de dibujar ya se nos había ido muriendo", lamentó monseñor Alberto Cuevas, amigo personal del matrimonio formado por Quesada y Legido. Cuevas recibió con honor el encargo de celebrar el funeral de su esposa hace cuatro años y esta tarde, a las 19.00 horas, despedirá a Quesada en su parroquia de Nuestra Señora de La Soledad en Vigo. "El funeral seguro que será muy bonito, vendrán muchos amigos a despedirlo para siempre", apuntó ayer Yayo Quesada, agradecido por todas las muestras de cariño recibidas.

El alcalde de Vigo, Abel Caballero, compartió unos momentos con la familia del dibujante en la tarde de ayer y destacó su "vertebral importancia" para el decano. "Sus viñetas eran como el editorial bis del FARO", sentenció el regidor.

Adriano Marques de Magallanes, cónsul general de Ecuador en Galicia y colaborador habitual del decano, fue uno de los amigos que acompañó a la familia en estos momentos difíciles. Así lo hizo también el director de Edicións Xerais, Manuel Bragado, que tuvo el placer de trabajar con Quesada en su último libro, donde recopiló una selección de sus chistes para este periódico.

El Valedor do Cidadá de Vigo, Luis Espada Recarey, estuvo también ayer en el Vigomemorial para despedir al ilustrador del que elogió su "capacidad de síntesis" ya que aseguró que una viñeta suya provocaba en muchas ocasiones "una reflexión mayor que un artículo entero", siempre manteniendo su particular visión de las cosas.

A muchos de los amigos de Quesada, la noticia de su muerte les sorprendió fuera de la ciudad, algunos incluso se enteraron desde el extranjero.

Medio siglo de humor gráfico que se apaga definitivamente con Quesada. Más de veinticuatro mil viñetas configuran un legado que ya es historia del periodismo, historia del arte e historia de Galicia. Como recordó el sábado su amigo Xosé Luis Méndez Ferrín, quizá sus cuadros, esos óleos no menos importante que pintaba junto a su esposa en su estudio, cobrarán ahora más relevancia.