Julia Sobrino González, de profundas raíces guardesas, de O Coruto y de Salcidos, recibió ayer un cálido y emotivo homenaje dentro de los actos organizados con motivo del Día da Muller, en el Centro Cultural de A Guarda, donde le esperaban sorpresas y muchas amistades.

Pocas horas antes confesaba la "sorpresa grandísima" que tuvo al conocer esta iniciativa en la que tuvieron mucho que ver la poeta Chuny Vázquez y la concejala Elena Baz, el Concello y asociaciones guardesas. "Agradezco profundamente que hayan estado de acuerdo", dice.

Es activa por naturaleza, quizás por sus genes. De su dilatada trayectoria cultural, social y política destaca su empeño en "intentar que las personas amen el teatro, la poesía, la música, como yo les amaba y amo". Recuerda como si fuese ayer a hermanas carmelitas de A Guarda cuando a los 6 años de edad la subieron a una mesa o una silla para que recitase un poema, del que todavía se acuerda. Fue su primera incursión en los escenarios, con una vinculación más estrecha a partir de los 13 años. Otro recuerdo que no le abandona es la danza árabe que interpretó junto con un amigo, con motivo de las Festas do Monte, hace muchos años, con la música de "Las Bodas de Luis Alonso".

Reconoce que no es un ama de casa al uso. Trabajó durante 50 años en su zapatería y a la vez tuvo tiempo y ganas para fundar el grupo de baile y gaitas "Do Lusco ó Fusco", con el que viajó por diversos países y le llevó a fundar el "Encontro dos Pobos", algo que surgió de "una idea loca", cuando ella y un grupo de amigas se decidieron a acoger en sus casas a un grupo folclórico de Cornualles que estaba aparcado en Madrid. "Les trajimos en autobús, comieron, durmieron y desayunaron en nuestras casas. Luego ellos nos invitaron a visitarles en Cornualles", donde Do Lusco ó Fusco actuó en 1994, para hacerlo después, en 1995 en Gales, como inicio de las "giras" que tanto enriquecen a estos jóvenes.

La vida que ha llevado hace que conserve personas amigas por todas partes. "Aunque estemos años sin vernos, seguimos manteniendo la amistad", afirma con agradecimiento.

Experiencia positiva

Su experiencia política no puede ser más positiva. Fueron doce años, como concejala del grupo socialista. "Hay quien dice que soy un animal político", comenta, y no lo niega, pues "desde pequeña ya me gustaba la política", algo que heredó de su padre.

Lo que sí sabe es que "desde dentro se pueden arreglar muchas cosas", dice convencida. Está agradecida a personas que le acompañaron en las distintas corporaciones, porque, aunque "tenían diferentes ideologías políticas, me hicieron sentir el respeto que me tenían". Llegó a ser delegada en el 34 Congreso de su partido en Madrid, cuando Felipe González anunció que no optaría a la reelección.

Es hora de terminar la conversación y reitera su agradecimiento a todas las personas que hicieron posible el homenaje que para ella es "un regalo que me da la vida".