Un matrimonio de Vigo, José y Conchi, perdió ayer de madrugada el restaurante que habían abierto hacía siete meses tras restaurar durante años un caserío heredado por ella en el barrio de Pintelos, en la parroquia cañicense de Valeixe. El restaurante Cruceiro da Balsada era su medio de vida actual y ayer las llamas lo dejaron inservible. Tan solo han quedado de él las paredes de piedra, el interior que había sido rehabilitado en madera ha quedado reducido a cenizas.

La pareja tenía el negocio asegurado pero aún no ha podido cuantificar el valor económico de las pérdidas materiales. El fuego también les arrebató piezas únicas heredadas como mesas antiguas de más de 80 años o vajillas clásicas de anticuarios ingleses.

La principal hipótesis que se baraja como causa del incendio apunta a un mal aislamiento de la canalización de la chimenea de acero, ya que el fuego comenzó en el tejado de madera, justo en el punto de unión con la tubería de aire caliente.

Material inflamable

Fueron los propios dueños quienes alertaron del fuego al 112 alrededor de la una de la madrugada y hasta el lugar se desplazaron los bomberos de Ponteareas y del parque comarcal de Porriño que, aunque no pudieron hacer nada por salvar el negocio por su gran contenido de madera, sí evitaron que las llamas alcanzasen su vivienda anexa, cuya placa y techo también son de madera. "Cuando llegamos el tejado, de madera y teja, ya se había desplomado", informó uno de los bomberos ponteareanos desplazados a Valeixe.

El alcalde cañicense, Miguel Domínguez, que se acercó de madrugada hasta el lugar de los hechos al ser avisado del incendio, confirma que el fuego avanzó rápidamente al contener un material tan inflamable como la madera.

Este restaurante había llevado vida al lugar de Balsada, en el que se ubican cuatro casas. Al matrimonio les había costado lanzar el negocio pero en los últimos meses "estaba funcionando muy bien", aseguran los lugareños. De hecho, tenían muchas reservas para cenas de empresa y de amigos para las próximas semanas.

Su propietaria Conchi era también la chef del Cruceiro da Balsada, que abrió el pasado abril tras rereconstruir la casa en la que había nacido su abuelo Virgilio, que llevaba 40 años abandonada y de la que solo quedaban las piedras.

Conchi, después de trabajar 25 años en un conocido hospital de Vigo, había decido darle un cambio de rumbo a su vida y Jose, había abandonado el mundo profesional de las telecomunicaciones, para encargarse del mantenimiento de la casa, de la huerta ecológica y de los animales.

El restaurante estaba abierto los viernes, sábados y domingos y tenía capacidad para 28 comensales.