La tranquilidad regresó ayer a la lonja de Baiona. El inicio de la campaña navideña devolvió, al menos temporalmente, la normalidad a la subasta del percebe tras las tensiones de las dos últimas, que se desarrollaron custodiadas por la Guardia Civil ante las protestas del sector crítico de los percebeiros por las restricciones de la Cofradía y la Xunta a su actividad, consumadas con el decomiso de la mercancía y varias denuncias. Los mostradores volvieron a llenarse y la facturación superó los 150 kilos, vendidos a un máximo de 93 euros el kilo y un mínimo de en torno a 30.

Tras el parón marcado en el calendario desde el pasado día 1, la práctica totalidad de los percebeiros volvió a faenar con la vista puesta en los trece días consecutivos de actividad que surtirán los mercados de cara a la Navidad. El buen tiempo acompañó y el sector a flote trabajó a bordo de los barcos mientras que el de a pie lo hizo por tierra, así que no hubo problemas para superar el control del Servizo de Gardacostas de la Consellería do Mar, que revisó las embarcaciones y lotes de marisco al llegar a puerto sin incidencias.

Los percebeiros confían en mantener la tranquilidad hasta después de las fiestas y recuperar sus bolsillos en la medida de lo posible en medio del conflicto que ha rebajado considerablemente sus ganancias en las últimas semanas. "Es la época del año en que podemos hacer cuatro duros", explicaban ayer.

Todo dependerá de las condiciones meteorológicas y marítimas, favorables para hoy pero adversas para mañana con olas de hasta 3 metros y para el viernes, día en que podrían alcanzar los 5 metros, según los datos que manejan los percebeiros, que ayer dudaban de que el estado del mar les permita trabajar a bordo hacia el final de la semana. Los guardacostas les han reiterado en las últimas semanas que no pueden trabajar desde tierra sin alerta. Y por el momento no se ha declarado ninguna en la costa miñorana.

Denuncia por acoso

El único desencuentro de la mañana de ayer se produjo en el muelle y enfrentó a dos percebeiros con el jefe de los guardapescas del pósito. La disputa se produjo al reprochar el vigilante a los mariscadores que no habían pasado por el punto de control marítimo que habitualmente se sitúa en las inmediaciones de la "doca" para comprobar los cupos en la ruta de regreso al muelle y avisarles de que su infracción acabaría en denuncia. Los mariscadores alegaron que la embarcación de vigilancia no se encontraba en dicho punto, por lo que continuaron para realizar los correspondientes pesajes en tierra. Uno de ellos se trasladó incluso al cuartel de la Guardia Civil para presentar una denuncia contra el vigilante por "acoso".