Se define como un hombre "de vida tranquila", pero desde la tarde del jueves su rutina diaria de familia, trabajo y deporte ha quedado patas arriba. Su teléfono arde y la gente lo para por la calle para felicitarlo por su valentía al tirarse al río Miñor para salvar al conductor que se precipitó con su coche desde el puente de A Ramallosa. Alberto Rodríguez Meiriño es ya el héroe del Val Miñor, aunque le cueste reconocerlo. Se lo recuerda su familia a cada momento. Su mujer, Beatriz Piñeiro Fernández, repite lo "orgullosísima" que está de su coraje. "Creo que he engordado cuatro kilos de la satisfacción", bromea junto a él y el hijo de ambos, Daniel, de 4 años, el único que lo ha criticado por "no haber llamado a Superman" para que lo ayudase.

-¿Cómo es el día después de una hazaña como la suya?

-Agotador y feliz a la vez. No paro de recibir llamadas y whatsapp. No pude acostarme hasta la medianoche porque el teléfono no dejaba de sonar y me he levantado a las 5.00 para ir a trabajar.

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-¿Ha conseguido dormir?

-Muy poco. Cuando me tumbé, pensé en lo que hice, en que tengo un crío de 4 años... en lo que podía haber pasado...Pero lo volvería a hacer. Sí. A pesar de los riesgos. En aquel momento, pensé que estaba preparado físicamente y me sentí obligado a ayudar. Me inquietaba que hubiese una familia con niños atrapada. Sobre todo cuando vi salir al chico del coche mientras yo nadaba hacia él. Vi que podía ser de mi edad y que podía llevar algún hijo con él.

-¿Recuerda lo ocurrido con más claridad?

-Sí. Iba corriendo por el paseo de Baiona, enfrente mismo del lugar del accidente. Escuché el golpe y vi caer el coche. Crucé la carretera y me asomé pero no vi el vehículo porque estaba debajo del puente, así que me tiré desde un lateral y nadé hacia allí. Entonces vi salir al chico y le pregunté si había más personas en el coche. Apenas podía hablar. Me contestó que no y ya me tranquilicé. Lo acerqué al pilar del puente y enseguida llegó la Policía. Nos tiraron una cuerda con un arnés pero no fui capaz de atarlo. Teníamos mucho frío y él estaba rígido también por el nerviosismo. Después vinieron los bomberos y uno se descolgó y ya conseguimos sujetarlo para que lo subieran.

-Luego nadó hasta la orilla entre aplausos y vítores de los espectadores, ¿qué sintió?

-Ni me enteré. Lo único que pensaba era que quería calzarme y vestirme para ir a ducharme. Tenía muchísimo frío. Y, sobre todo, saber si habían recogido a mi hijo. Yo tenía que ir a buscarlo a clases de inglés a las 17.00 y el accidente ocurrió a las 16.20. De hecho, cuando estaba en el agua, le pregunté la hora a un policía y le pedí que buscara mi teléfono y que llamase a la familia para que se ocupase. Había dado el móvil a alguien que encontré por el camino antes de tirarme al agua.

-¿Ya es consciente de su heroicidad?

-Me lo dice todo el mundo. Cuando llegué al trabajo a las 6.00 me aplaudieron y felicitaron. Es increíble. Cuanto yo todavía estaba en el agua, ya circulaban vídeos entre mis compañeros. Pero yo no soy ningún héroe. Lo ilógico sería quedarme parado. Yo creía que podía ayudar y lo intenté. Sería de juzgado de guardia no hacerlo.

-¿Qué le ha dicho su familia?

-¡Buf! Están como locos. Mi hijo todavía no es muy consciente, es muy pequeño. Me ha reñido por no haber llamado a Superman para que me ayudase, pero su prima ha escrito "soy la sobrina de Batman" en el whatsapp [risas]. [Su pareja se declara su fan número uno después del "gran susto". "Me quedé blanca porque estaba en el trabajo cuando pasó esto y me enviaron un mensaje que decía 'héroe en A Ramallosa"' con una foto del rescate. Creí que había sido él el que se había caído del puente", explica.].

-¿Ha hablado con el conductor al que ayudó?

-Todavía no. [Recibió su llamada durante esta entrevista, pero prefiere no aparecer públicamente por encontrarse todavía en estado de shock].

-¿Cómo va a celebrar su aventura?

-No soy de fiestas, la verdad. Estamos todos bien y con eso me conformo. Tuvimos mucha suerte porque yo no soy buen nadador.

-¿Bromea?

-No. Siempre he practicado deporte. Corro o hago ciclismo cuando puedo. Pero precisamente me he inscrito en la piscina de A Ramallosa para perfeccionar la natación. Quiero participar en septiembre en el medio ironman de Vigo, en O Vao, y no se me da bien nadar. Me tiré al agua después de una hora de carrera y estaba muy acalorado, pero la corriente me ayudó a llegar hasta el chico. Me costó mucho más llegar después a la orilla.