Los residentes en el Camiño do Castañal de Chapela están hartos del suplicio que padecen desde hace años para acceder a sus casas. Las continuas roturas que provoca el mal estado de la red de saneamiento han dejado el asfalto repleto de agujeros y baches, que junto a la gravilla y la fuerte pendiente de la calle hacen que transitar por ellas sea un peligro, sobre todo para las personas mayores y los niños. Una situación que se agrava los días de lluvia, cuando la calzada se transforma en un torrente por el que discurren las aguas procedentes de la zona alta del barrio de Angorén.

"Ya es difícil subir en coche, por lo que a pie mucho más. Hay que ir sorteando los continuos baches con el riesgo de tropezar, y por aquí pasa a diario mucha gente mayor", lamenta Rubén Domínguez, uno de los residentes. Hace cuatro años la concejalía de Vías e Obras quiso asfaltar la calle, aunque los vecinos pidieron que también se renovase la red de alcantarillado debido a su mal estado. El Concello acordó redactar un proyecto y hasta hoy no se volvió a saber nada. "Hemos preguntado varias veces pero no nos contestan. Creemos que en cuatro años ya hubo tiempo suficiente para solucionar este problema, porque cualquiera que pase por aquí puede comprobar que el estado es lamentable", señala Rubén.

Este vial es muy transitado porque lo utiliza mucha gente para acceder a los servicios de la Avenida de Redondela, como el centro de salud, el instituto, la iglesia o el cementerio. Una de las afectadas, Carmen Rozados Míguez, a sus 89 años ya ha sufrido las consecuencias al tropezar dos veces por los baches. "La gravilla es muy peligrosa porque te hace resbalar. Me caí en dos ocasiones y cualquier día me rompo la cabeza. Yo soy de una aldea en el rural, y allí los caminos están mucho mejor, esto no es apto ni para las cabras", comenta Carmen, mientras esquiva los agujeros para acceder a su casa.