Una gran fosa vuelve a "adornar" la parcela municipal de As Garzas, en pleno centro de Gondomar, dos años y medio después de que arrancase el conflicto del saneamiento. Una pala reabrió ayer el hoyo que el Concello había sellado en agosto para ubicar la estación de bombeo que Augas de Galicia prevé en sustitución del frustrado tanque de tormentas, pero tuvo que parar con el trabajo iniciado porque un grupo de vecinos de la urbanización contigua se plantó ante la máquina. Era el segundo intento por parte de la Xunta de retomar las obras en el terreno público, sin el consentimiento del Concello, para asegurar una subvención de europea de 1,8 millones al proyecto, que se perderá si la red de alcantarillado no está terminada al finalizar el año. El primero se había producido el pasado 6 de noviembre y el gobierno municipal lo frenó por carecer de licencia tras ofrecer dos ubicaciones alternativas para la instalación que el Ejecutivo gallego rechazó al considerar que no hay tiempo para modificar el proyecto.

La excavadora regresó de mañana y los vecinos alertaron telefónicamente a la Policía Local, que acudió al lugar par realizar un informe. Los operarios tuvieron tiempo de realizar un considerable destierre hasta que los afectados finalizaron sus jornadas laborales y se plantaron ante la pala a primera hora de la tarde. La adjudicataria del proyecto, la empresa Civisglobal, avisó también a los agentes municipales, que regresaron al lugar e identificaron al reducido grupo de manifestantes.

"No vamos a permitir que nos coloquen un foco de malos olores y ruidos junto a nuestras ventanas que nadie quiere en Gondomar y que la Xunta insiste en imponer", explicaron los afectados a un representante de la constructora, que se personó para indicarles que las obras continuarían mientras no exista una orden municipal de suspensión por escrito.

En estas circunstancias, la empresa prevé volver hoy al trabajo, aunque los vecinos mostraron su intención de plantarse otra vez ante las máquinas.