Don Camilo tiene anécdotas que contar. Cuando tenía sólo cinco años, acompañó a su padre y al maestro de Torneiros a Portugal, a comprar un piano. De paso fueron a visitar al obispo Antonio García y García, en Tui. Cuando el niño se acercó, lo cogió en brazos y le preguntó qué quería ser de mayor. Él le respondió "obispo, como tú". Años más tarde el Vicario general del Obispado se acordaba de la anécdota en una visita a Porriño, y don Camilo Paz se identificó como aquel chiquillo.

Explica que su trabajo siempre dependió de las necesidades que tuviese cada parroquia. En una ocasión, una señora de Vigo llamó a don Camilo para que fuera a su casa. Ella estaba velando el cuerpo de su marido, pero tenía que ir a la compra y pidió al sacerdote que la relevara, para no dejar solo al fallecido.