Los ponteareanos están hartos de encontrarse excrementos de perro en aceras y parques. Lejos de decrecer, cada vez es más frecuente toparse heces al caminar. "Cuidado hija, no pises que esto es un asco" o "buf, qué desagradable encontrarse esto después de desayunar" son algunas de las frases que se escuchan en las calles de Ponteareas por las mañanas cuando los padres acompañan a sus hijos al colegio. Los vecinos están hartos de tener que caminar con la vista en el suelo para ver dónde pisan.

Los servicios de limpieza municipal recogen restos de excrementos cada día, pero por la noche, o temprano por las mañanas, pueden verse de nuevo deposiciones de mascotas que los dueños se escaquean de recoger. "Es una falta de civismo total", apuntan desde el gobierno local, que reconoce la existencia de este problema de suciedad en el centro ponteareano e insiste en la necesidad de la colaboración ciudadana. El ejecutivo local pide que si un vecino ve al propietario de un perro irse sin recoger las heces de su mascota, llame inmediatamente a la Policía Local para que un agente acuda a sancionarlo.

La Concejalía de Tráfico y Seguridad Ciudadana, que dirige Jesús Antonio Fernández Suárez, prevé construir areneros en el centro urbano a comienzos de 2015. Dos de ellos se habilitarán en las proximidades de los parques de A Perillana y As Pombas. "Los dueños pueden pasar por los parques con sus perros pero no pasear por ellos, donde juegan niños", aclara el concejal responsable.

Esta es una de las medidas que impulsará el gobierno local para atajar un problema que se resiste en Ponteareas. La otra vía que tiene la Policía Local a su disposición son las sanciones económicas y en lo que va de año ha impuesto cerca de una decena. De acuerdo con la ordenanza municipal de limpieza, el ciudadano que no recoja los excrementos de la vía pública y sea sancionado por ello por un policía local deberá abonar 30,05 euros.

De las aproximadamente mil familias que se estima que tienen perro en el casco urbano de Ponteareas, no todas incumplen el protocolo de recogida de heces cuando sacan a pasear a sus perros. Los que conocen las normas llevan una bolsa de plástico pare recoger los excrementos una vez que su mascota acaba de hacer sus necesidades. Pero muchos otros, miran hacia otro lado y tiran de la correa del animal como si no dejasen nada atrás. La calle Rosalía de Castro o Daniel Ojea son dos de las más castigadas por esta carencia de civismo.

En ocasiones, se pueden ver desposiciones justo a la entrada de los comercios ponteareanos. Y otras veces, vecinos de las calles más castigadas optan por colocar papeles o panfletos publicitarios sobre las heces para taparlas y evitar que alguien las pise y se las lleve pegadas bajo el zapato.