La villa de O Rosal reanudó su normal actividad de lunes, después de un domingo en el que parte del vecindario del centro urbano se despertaba sobre las cinco de la mañana debido a la explosión de una bomba casera colocada en el interior del cajero automático de la sucursal de Novagalicia Banco, en la rúa Ramón Franco, situada junto a la Praza do Calvario.

El alcalde rosalino, Jesús María Fernández Portela expresaba de nuevo su incredulidad por lo sucedido, pues "se puede contar con cualquier cosa, menos con eso. La gran suerte es que no hayan daños personales", valoró, añadiendo que "era un artefacto colocado para causar daño y si hubiese explotado a otra hora, habrían ocurrido desgracias".

"El nerviosismo inicial fue muy grande, sobre todo para los vecinos más cercanos, que evacuaron sus viviendas", recuerda el regidor, quien destacó la presencia en el lugar, el día del suceso, del subdelegado del Gobierno. Inicialmente, por el ruido, muchos vecinos pensaron en que algún vehículo se habría empotrado contra el edificio, posibilidad que se desestimó al visualizar el panorama.

Desde primeras horas de la mañana de ayer una unidad móvil de Novagalicia Banco se instaló en la Praza do Calvario para atender a sus clientes, pues el artefacto destruyó por completo las instalaciones y se desconoce la fecha en que volverán a estar operativas.

Desescombro

Ayer mismo se iniciaron las obras de desescombro, a las que seguirán las de reconstrucción. Una brigada de obreros se encarga de estas labores.

La tranquilidad en el pueblo fue máxima, pues ayer ni siquiera hubo la "pitada" diaria de los días laborables que realizan los afectados por las preferentes que siguen "encerrados" en el edificio del Concello desde hace tres meses, reivindicando el cobro de las cantidades que les adeuda Novagalicia Banco.