Teresa Galdó, la abuela de Galicia, falleció el pasado martes a los 106 años de edad y ayer fue enterrada en el cementerio de su parroquia natal de Camposancos (A Guarda), en un duelo acompañado por numerosas personas, pues su simpatía y amabilidad le creó y mantuvo un círculo fiel de amistades. Desde hace once años vivía en la Residencia Paz y Bien de Tui. Llegó desde Camposancos, donde ejerció durante 37 años de telefonista, un trabajo que compaginó con el de enfermera y árbitro de fútbol en los juegos infantiles de los chavales de la parroquia. Ella fue quien les consiguió el primer balón "de verdad". En su último cumpleaños, el 24 de abril, recetó "cariño para vivir" .