La actividad extractora y transformadora de granito puede ser compatible con el mantenimiento de uno de los humedales a conservar en Europa: As Gándaras de Budiño. El proyecto adjudicado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, contempla como una de las primeras medidas la instalación de decantadores en las entradas de agua en la laguna para evitar que el agua que llega pueda incluir sedimentos y áridos de las canteras.

Según informó ayer el alcalde de Porriño, Nelson Santos, la actuación más inmediata a realizar y presupuestada con 617.000 euros –de un total de 1,3 millones– se realizará en la zona conocida como Campo do Rey.

Aquí un equipo de expertos, con técnicos cualificados en actuaciones medioambientales de especial tratamiento procederán al vaciado de los aportes de las canteras, numeroso material ajeno a los humedales, limpieza de fondos y colocarán los decantadores centrales.

Además de esta fase, existe consignación presupuestaria para dos más. Una segunda valorada en 366.000 euros que se realizará en A Braña do Arroio, donde se producirá un vaciado parcial del vaso y se construirá una senda peatonal. La tercera actuación a realizar está presupuestada en 327.000 euros.

Vital importancia

Según Nelson Santos las obras de restauración de As Gándaras de Budiño son de vital importancia para el Concello de Porriño y terminan con un proceso de años de degradación de este entorno. "Nosotros estamos defendiendo este paraje y creemos que puede convivir la actual industrialización con el medio ambiente, aplicando medidas correctores, que es el objetivo de este proyecto que financia el Ministerio de Medio Ambiente en colaboración con la Xunta de Galicia", afirma el alcalde.

La restauración de As Gándaras de Budiño parte de un proyecto elaborado por el Ministerio hace varios años y era una asignatura pendiente para esta zona tras el saneamiento del río Louro.

Este humedal es uno de los más importantes de Europa y de hecho casi un centenar de tortugas europeas, el reptil en mayor peligro de extinción de toda Galicia, subsisten todavía en esta zona. La sequía del terreno, el abandono al que estuvo sometido, y la actividad minera han puesto en peligro la supervivencia de una de las tres comunidades de este tipo de tortugas que queda en el territorio gallego, según los ecologistas.