Agotada sin éxito la vía del diálogo y la movilización social €con una protesta multitudinaria en Baiona el pasado 12 de octubre€, el conflicto del microchip, que la Consellería de Medio Rural pretende hacer obligatorio para los caballos salvajes, pasa al terreno jurídico administrativo. La Asociación de Gandeiros de Cabalos do Monte da Groba no solo trabaja en las alegaciones al decreto del Ejecutivo gallego que les impondrá este año la colocación de los dispositivos a 40 euros cada uno €un precio superior al valor de mercado de las propias reses€, sino que acaba de denunciar a la Xunta ante la Unión Europea. Los propietarios de equinos en la comarca miñorana consideran que la Administración autonómica incumple el derecho comunitario y por eso piden amparo a Bruselas para que la fuerce a establecer una excepción con el ganado que se cría en libertad, como indica la normativa europea.

La denuncia, presentada el pasado 29 de noviembre acompañada de un millar de firmas de apoyo, advierte de que la imposición del microchip condena a la desaparición a los caballos salvajes de raza gallega de A Groba, puesto que el coste de los dispositivos obligará a numerosos ganaderos a deshacerse de los animales al no poder afrontar los gastos, ya que estos animales no les aportan beneficio alguno, sino que se encargan de ellos "por conservar la tradición".

Las consecuencias de la extinción de la especie, única en Europa, recalcan los ganaderos €que aportan estudios zoológicos para demostrarlo€, serán "catastróficas" para el ecosistema de la sierra miñorana. Y es que, recuerdan, los caballos actúan como "desbrozadoras naturales", mantienen el monte limpio y evitan incendios. Abonan además los terrenos y sirven de sustento a otras especies como el lobo o los animales carroñeros

El texto incide también en la riqueza etnográfica asociada a los caballos. Su cría es una costumbre milenaria, reflejada en petroglifos de más de cuatro milenios de antigüedad, que pervive y ofrece su máxima expresión en los espectaculares curros que se celebran año tras año en la comarca.

Por todo ello, consideran "muy injusto" que la cría de equinos en el monte se termine por la obligatoriedad de colocar un transpondedor para dirimir responsabilidades en caso de daños causados por los animales en invasiones de propiedades particulares o accidentes de tráfico. Especialmente, indican, porque en dichos casos, el microchip "no es la solución". La asociación de A Groba exige a todos sus ganaderos miembros que identifiquen a sus reses con marcas tradicionales, registradas en un libro a disposición de las autoridades, y que cuenten con pólizas de seguros para afrontar la compensación de destrozos.

Ese debería ser, recalcan, el modelo a seguir en todas las zonas de Galicia donde se crían caballos en libertad para evitar problemas de identificación en los incidentes.

Tras formular la denuncia, los propietarios de equinos criados en libertad en A Groba instan a otras asociaciones de ganaderos y colectivos ecologistas a adherirse a su demanda y a hacerlo constar ante la Unión Europea.