La empresa Isocold, dedicada a la fabricación de espuma de poliestileno para aislamientos cierra sus puertas, según informaron ayer los trabajadores.

La plantilla, compuesta por alrededor de 40 trabajadores, algunos con muchos años de antigüedad, se enteró de la noticia a través de un correo electrónico que el propietario envió a las oficinas de la propia empresa, según informó ayer un grupo de empleados que permanece en la factoría para evitar que se retire material de la misma.

Según informaron ayer, hace apenas dos días los trabajadores no se imaginaban que la fábrica, a los que en su mayoría han dedicado 40 años de su vida, cerraría sus puertas para siempre.

La empresa, situada a la altura de Mos en la carretera que une Redondela y Porriño, tenía en el momento del aviso carga de trabajo para cuatro meses, por lo que no se esperaban esta noticia.

Un correo del día 26

Añaden, sólo un correo electrónico enviado el 26 de agosto a la sede la propia fábrica bastó para que Francisco Álvarez Villamil, director de la empresa, notificara a estos trabajadores y sus 40 familias que desde ese momento la sociedad cerraba y quedaban suspendidos de empleo y sueldo.

A la espera de que la dirección se reúna con ellos, y salga del "paradero desconocido" en el que ahora se encuentra, según los propios trabajadores, los empleados permanecen las 24 horas del día haciendo guardia en la fábrica para evitar que la misma sea saqueada o que se sustraiga material válido para la continuación de su funcionamiento.

Sin causas

Las causas que han llevado al director de esta empresa y la administradora general Bárbara Álvarez Somme a tomar esta decisión se desconocen, indican los empleados.

José Albino Alén, uno de los más veteranos de la fábrica indicó que "hace 38 años que trabajo para Isocold, más de la mitad de mi vida y ahora me tratan como si fuera un piojoso, sin motivo alguno nos dejan en bragas, nos dejan sin más amparo que el de esperar a que la CIG haga algo por impedir esta situación".

Otro de los veteranos, José Manuel Covelo, exige que "comparezca ante nosotros algún representante de la empresa y nos diga el porqué nos hacen esto".

La actividad de numerosas empresas como Antolín, proveedora de Citroen en Vigo, dependen de esta fábrica de poliestileno expandido a la que ya se le ha cortado el gas y la luz.

"El teléfono no para de sonar y las empresas están muy cabreadas con esta situación puesto que todo ha sido sin previo aviso y necesitan los materiales y servicios que nosotros les prestábamos" argumenta con indignación José Manuel Covelo.