La casa de Juan Balo no es un castillo, aunque tenga un foso en la puerta. La pesadilla de este vecino de Chapela comenzó hace cuatro meses. De la satisfacción por ver como por fin la empresa Aqualia iniciaba las obras de renovación de la red de abastecimiento con la que acabaría con los molestos cortes de agua por averías, pasó a la decepción pocos días después. Los obreros y las máquinas desaparecieron una mañana sin dar explicaciones dejando un socavón de cuatro metros ante el acceso a su garaje. Y así sigue hasta hoy.

"Colocaron unas vallas y una señal de obras, y nunca más volvieron", denuncia Balo, que desde aquel momento no puede guardar el coche en su propiedad. La situación de la zanja supone un peligro para su familia como para las personas y vehículos que transitan por la calle. "Un día se cae alguien o mete la rueda un coche y veremos quien se responsabiliza de los daños", apunta el principal afectado.

Al parecer, el problema surgió cuando, tras picar la calle para la renovación de las tuberías, se encontraron que debajo del asfalto había un gran socavón provocado por una rotura en la canalización de recogida de las aguas pluviales de la línea del ferrocarril. La empresa Aqualia, responsable de la red de abastecimiento, consideró que Renfe debía hacerse cargo de la actuación, pero la falta de acuerdo impide reanudar los trabajos. "A mí no me importa quien tiene que arreglar las cosas, lo que quiero es que me tapen la zanja de una vez", destaca Balo, que pide la mediación del Concello.

Respecto a este asunto, recuerda que cuando surgió el problema el concejal de Vías y Obras se interesó por el asunto. "Dijo que enviaría a los técnicos municipales, pero ya pasaron cuatro meses y todo sigue igual", lamenta. En su opinión, este problema refleja la "situación de olvido" en que se encuentra la parroquia de Chapela por parte del gobierno local.