Empezó el encuentro en Mendizorroza y el Celta todavía no estaba allí. El frío de Vitoria congeló a los vigueses durante un inicio de partido que resultó clave. En solo un cuarto de hora el Alavés marcó dos tantos y le puso el partido imposible al equipo de Unzué. Los goles de Pedraza -a los cuatro minutos- y de Munir -a los 17- sentenciaron un encuentro dominado por los vascos en el marcador y por los gallegos en la posesión. Porque el Celta tuvo el balón durante todo el encuentro mientras los locales, cómodos atrincherados en su propio campo, se limitaron a cerrar líneas de pase. El Celta insistió durante 75 minutos pero el gol no llegó hasta el descuento. Un jugadón personal de Aspas sirvió para que el moañés anotase su décimoquinto gol en Liga y para poner los nervios en la grada. Pero el marcador ya no se movió y los vigueses ven cortada su racha triunfal de 2018.

Unzué quiso sorprenden a Abelardo con la presencia de Brais Méndez en el once. El canterano fue de la partida en lugar de Pione Sisto con la idea de formar una medular enfocada al control del balón junto a Radoja, Lobotka, Wass y un Aspas muy activo en la creación de juego. También debutó Mazan para cubrir la ausencia del lesionado Hugo Mallo. Pero todos los planes se fueron al traste enseguida. A los cuatro minutos la defensa del Celta no fue capaz de despejar un balón largo. Sobrino le ganó por alto dentro del áre a Roncaglia. Munir, sin vigilancia, remató mal, con la suerte de que el balón se convirtió en un centro que aprovechó Pedraza para hacer el 1-0.

Pero lejos de espebilar por el golpe, el Celta siguió con los mismos problemas atrás. Al cuarto de hora el Celta encajó el segundo. Munir, solo otra vez en el segundo palo, fusiló a Rubén después de una rápida jugada del Alavés, que ya no necesitó nada más. Antes, Rodrigo Ely había despejado a córner un chut a bocajarro de Aspas tras una asistencia de Brais.

El encuentro estaba donde querían los locales a pesar de que tras el segundo gol el conjunto celeste reaccionó. El Celta se enfundó el mono de trabajo y se puso a tocar el balón. El dominio de la posesión fue abrumador (73% para los olívicos frente al 27% de los vitorianos), sin embargo el peligro no rondaba el área de Pacheco. Antes del descanso el Celta tuvo su opción más clara en las botas de Radoja. El serbio recibió dentro del área un buen envío de Brais Méndez pero estrelló su zurdazo contra el cuerpo del portero.

En la segunda mitad los celestes fueron más verticales. Las entradas de Jozabed y Sisto por Mazan y Brais Méndez dieron más profundidad al Celta que continuó amasando el balón en los alrededores del área de un Alavés que ya había renunciado por completo a pisar el campo contrario. Pero la tela de araña de Abelardo era muy tupida. Los vitorianos permitieron pocas concesiones y el Celta, a diferencia de otras tardes, no estuvo efectivo. Pione Sisto tuvo una ocasión perfecta para recortar distancias cuando todavía quedaba una hora, pero solo y con tiempo para definir ante Pacheco cruzó su disparo en exceso.

El Celta estaba jugando contra el Alavés y contra el crono. El gol no llegaba a pesar de la insistencia. Entró Emre Mor, que puso un gran pase a Aspas para que probase los reflejos del guardameta local con un remate de espuela. Mendizorroza festejaba el triunfo cuando Aspas, en el descuento, tiró de raza y calidad para sembrar la incertidumbre en Vitoria. El moañés robó en campo contrario, se fue de dos, tiró un caño al tercero y batió a Pacheco para firmar un golazo que de poco sirvió.

Los vigueses, a pesar de la derrota, se mantienen en la lucha por las plazas europeas aunque pierden una posición en la tabla por culpa de la victoria del Eibar frente al Sevilla. La próxima semana el Celta recibe en Balaídos al Espanyol en otro encuentro contra un rival directo.