El Celta ha perdido la mayoría de los partidos a los puntos esta temporada. Las ocho derrotas encajadas por el conjunto de Juan Carlos Unzué en la Liga se han resuelto por el estrecho margen de un gol, con cicatería hacia el juego de los celestes, que muy a menudo han merecido mejor suerte de lo que han dictaminado los resultados. Esta infortunada tendencia se invirtió ayer en el Ciutat de Valencia, donde el Celta encontró la generosidad que el fútbol tantas veces le ha negado este curso para cerrar la primera vuelta con un triunfo indispensable para mantenerse en la brecha.
Una contra de manual hábilmente conducida por Aspas e impecablemente resuelta por Sisto bastó a los celestes para llevarse un encuentro que su adversario jugó mejor. El acierto de Rubén Blanco, impecable bajo el travesaño, una buena dosis de fortuna y algo de sentido práctico para conservar tan exiguo botín hicieron el resto.
Los tres puntos conquistados en Orriols dejan un cierto regusto amargo por la inferioridad mostrada sobre el verde, pero dejan también un puñado de buenas noticias: la pegada mostrada por los célticos, que convirtieron en victoria una de sus dos llegadas al área, el rigor defensivo mostrado para mantener la portería a cero o la recuperación para la causa de futbolistas como Radoja o Roncaglia, infrautilizados por el técnico.
Pero sobre todo el triunfo tan apuradamente obtenido ante los granotas permite a los celestes conectar su primera racha decente desde que Unzué asumió las riendas del banquillo, dos victorias (Deportivo y Levante) con un empate frente todo un Real Madrid en medio que han dejado al Celta a cuatro puntos de la zona europea, su objetivo declarado, con toda la segunda vuelta por delante para pelearlo.
rubén, inexpugnable
La falta de un portero de los que salvan puntos es uno de los grandes reproches que se le han hecho al Celta en estos últimos años. Eduardo Berizzo se cansó de solicitar al club el fichaje de un guardameta de primera fila, de mayor prestigio y con más experiencia que Sergio y Rubén, pero el predecesor de Juan Carlos Unzué se topó de bruces con la firme oposición del club, inflexible en su política de apostar por un portero de la casa.
Hasta hace muy poco tiempo Sergio y Rubén se han repartido la titularidad en la portería con un rendimiento desigual, sin que uno destacase sobre el otro de forma clara. El catoirano ha alternado un puñado de grandes encuentros con no pocas tardes discretas; el mosense alimentó enormes expectativas colaborando de forma heroica al milagro de la permanencia pero su meteórica progresión se vio interrumpida por un insidioso rosario de lesiones que le restaron continuidad y erosionaron su confianza. Tras muchos vaivenes, cambios y alternancias, Unzué decidió en septiembre pasado otorgar a Rubén la titularidad en la Liga y su apuesta se ha visto correspondida con el mejor rendimiento que se le recuerda al canterano desde que, con solo 17 años, apareció de la nada para colaborar con heroismo en la salvación del equipo.
La inexpugnable actuación de Rubén en el Ciutat de Valencia, hurtando dos veces el a Boateng, confirma su dulce momento de forma en un momento clave de la temporada. Dos paradas decisivas, de muy diferente factura (la primera volando para rebañar la pelota de la misma escuadra; la segunda, casi de balonmano, elevando providencialmente el pie para evitar un gol cantado) permitieron al Celta salir vivo de Orriols.
otra contra letal
Los esfuerzos de Unzué por intensificar la posesión de la pelota no han impedido que el cuadro celeste siga teniendo en la presión alta y el contragolpe su arma más letal. El fichaje de Maxi ha incrementado las alternativas de los célticos a la contra, pero fue la complicidad de Aspas con Sisto la que resultó. ayer decisiva. La conexión ha proporcionado ya cinco goles al Celta este curso en la Liga tres al moañés y dos al danés.
El 62, 2 de posesión de pelota no garantizó al equipo de Unzué el gobierno del partido en el Ciutat de Valencia, pero un único contragolpe resuelto con pericia acabó dándole el triunfo en solo dos disparos contra la portería rival.
sentido práctico
El Celta tuvo contra el Levante el sentido práctico que le ha faltado en muchos partidos esta temporada. Pese a las dificultades que le puso adversario, que no fueron pocas, el equipo vigués supo leer con acierto las necesidades del partido y tomó las decisiones correctas para conservar un resultado que le permite afrontar en buena disposición el segundo tramo del campeonato. La gestión de Unzué en los cambios fue la correcta para administrar el resultado.
el visitante competente
Para bien o para mal, con sus defectos y virtudes, el Celta de Unzué han mostrado un perfil fácilmente reconocible en la primera vuelta: un equipo de buen pie, apegado a la pelota, defensivamente un tanto endeble, pero letal a la contra. Los de Unzué han presentado batalla al grande y al pequeño sin importar el escenario. Los 13 puntos sumados a domicilio (uno más que en Balaídos) convierten, de hecho, al Celta en uno de los visitantes más competentes de la Liga.
