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El abatimiento pasa factura al Celta

El equipo vigués encadena en Mendizorroza su quinta derrota en la Liga mermado por su pesadumbre de la reciente eliminación europea

La larga e ilusionante aventura europea ha ocasionado una profunda herida en la Liga al Celta, que ayer encajó en Mendizorroza su quinta derrota consecutiva en un aciago mes en el torneo doméstico. Con 58 partidos sobre sus espaldas, al grupo de Berizzo le pesan demasiado las piernas y aún más le pesó ante un eficaz Alavés el estado general de abatimiento que impera en el plantel tras su eliminación en las semifinales de la Europa League.

Las inconclusa gesta de Old Trafford estaba aún ayer muy presente en la mente de los celestes, que seguían pensando en aquella última jugada que pudo meterles en la final cuando recibieron el primer gol. Un regalo de Marcelo Díaz a Manu García en el minuto 5 que noqueó al alicaído conjunto antes siquiera de que pudiese asentarse en el campo y complicó en extremo una reacción que se puso imposible cuando, 12 minutos más tarde, Feddal fusiló a quemarropa a Iván Villar tras recibir un centro desde la esquina de Katai.

Un tercer tanto de Deyverson antes del descanso, esta vez culminando un contragolpe conducido por Vigaray, convirtió la remontada en una misión imposible para los celestes, que mejoraron en el segundo tiempo cuando Berizzo dio entrada a Pablo Hernández y a Iago Aspas, pero sin fuerzas ni filo suficientes para revertir la situación frente a un adversario muy ordenado y fiable, que no dejó rendijas por las que hincarle el diente.

otro debutante bajo palos

La gran novedad en la alineación de Berizzo, que desplegó un once mixto con titulares y suplentes, fue el estreno de Iván Villar, el portero del filial. Hace ya algunas jornadas que el técnico céltico quería premiar el esfuerzo del chico haciéndole debutar en Primera División y optó por darle la alternativa en un partido propicio, por insustancial, aunque contra un rival complicado.

No estuvo especialmente mal el canterano, pese a los tres goles recibidos. Pero la Primera División es harina de diferente costal. La portería se agranda y no es fácil templar los nervios, sobre todo si el enemigo está en casa, como le pasó ayer al joven portero céltico. Villar recibió los dos primeros goles por errores muy groseros de sus compañeros. El primero (y más grave) de un Marcelo Díaz irreconocible esta temporada. El chileno se perfiló mal, tropezó torpemente al borde del área grande y entregó a Manu García un balón que el jugador del Alavés solo tuvo que empujar al fondo de la red. Y antes de que pudiese recomponerse, Feddal anotó completamente libre de marca el segundo al cabecear sin oposición en el área pequeña un centro desde la esquina de Katai.

El cangués tuvo arrojo para detener, con una buena mano, un peligroso lanzamiento de falta de Theo Hernández, aunque no pudo evitar que Deyverson estableciese a la contra el tercero a diez minutos del descanso empujando en boca de gol un gran servicio desde la derecha de Vigaray.

Las circunstancias del partido rebajan el peso de la goleada, que con el tiempo será una valiosa experiencia, y confirman la pujanza en la portería del Celta, que desde su ascenso a Primera División ha visto como cuatro guardametas formados en A Madroa debutaban bajo el travesaño en la máxima categoría: Yoel, Sergio, Rubén Blanco e Iván Villar. También lo ha hecho, el pasado curso en el Ciutat de Valencia, el catalán Néstor Díaz.

sin noticias del Celta

Aunque el equipo vigués tuvo la pelota más que su adversario -la posesión al final del partido superó el 60 por ciento- fue el Alavés prácticamente el único que generó peligro frente al marco rival en el primer tiempo. La tenencia del balón es un medio, no el fin del juego, y de nada sirve si la apelota no alcanza la portería. Y el Celta se mostró antes del descanso inocuo con Pacheco, que vivió una tarde plácida, alterada apenas por un hermoso disparo de chilena de Beauvue, que el portero blanquiazul detuvo con una notable parada.

aspas cambia el juego

Los cambios de Berizzo mejoraron notablemente las prestaciones del Celta, aunque la ventaja del rival era demasiada y las piernas y la cabeza pesaban ya demasiado como para pensar en la posibilidad de remontar. La entrada en el campo de Pablo Hernández (por Marcelo Díaz) y sobre todo de Iago Aspas, que suplió a Bongonda. cambió las tornas. Con el moañés en el campo, el fútbol celeste adquirió velocidad y se afiló en los últimos metros. Aspas puso dos veces los reflejos de Pacheco y Beauvue estrelló un remate en la madera.

El gol celeste llegó gracias un riguroso penalti de Vigaray a Pione Sisto, que el morracense transformó con seguridad anotando su decimoctavo gol del curso (vigésimo quinto de la temporada) afianzándose como el mejor goleador nacional del campeonato.

un último aliciente

La afligida imagen ofrecida por el Celta en Mendizorroza refleja con nitidez el mustio final de temporada que aguarda al grupo de Berizzo tras quedarse, con brillante desempeño, a las puertas de dos finales. Le resta apenas el aliciente de poder decidir la Liga el próximo miércoles en el duelo aplazado contra el Real Madrid. La cuestión es si tendrá ánimo y fuerzas.

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