Giuseppe Rossi llega a tiempo de participar en la fiesta. El delantero italiano, una de las incorporaciones que más ilusión había despertado en verano y que más decepción generó durante los meses siguientes, vivió su mejor noche en Vigo al anotar tres goles ante Las Palmas y solventar el estreno del maratón de partidos que espera al Celta en el próximo mes y en el que se jugará sus opciones de pelear por estar dentro de unos meses de nuevo en la línea de salida de una competición europea. En un momento delicado, con la agenda cubierta de compromisos y la enfermería llenándose de forma preocupante (Hugo Mallo fue baja ayer de última hora), Rossi dio un paso adelante cuando más lo necesitaba el equipo y él mismo, inédito casi desde que aterrizó en Peinador. El delantero italiano, un profesional ejemplar que ha aceptado sin torcer el gesto su papel secundario en el grupo y que se ha visto superado por la mayoría de sus competidores directos, recuperó la figura de aquel delantero astuto, sobrado de clase, que se hubiese adueñado del puesto de delantero centro en la selección italiana de no haberse cruzado con una serie de graves lesiones.

Rossi, una pequeña sorpresa que Berizzo se había reservado en la alineación titular y que le permitió mantener a Iago Aspas en la banda derecha, liquidó al Las Palmas con tres goles que retratan a un profesional de su oficio. Un manual de habilidad, de puntería y de oportunidad. El italiano culminó el buen trabajo de un Celta que ha regresado del parón de selecciones con el hambre intacta, reafirmado en sus convicciones más esenciales y convencido de cuál debe ser el camino a seguir. El conjunto de Quique Setién -al que una parte de Balaídos pone ojitos a la menor ocasión-, repleto de futbolistas talentosos, se vio debordado por la voracidad de un Celta que apenas les dejó abrir la boca en el primer tiempo. Los canarios eran una buena prueba de fuego para medir la eficacia de los vigueses en los duelos individuales que establecen por todo el campo. Y ahí estuvieron impecables. Presionaron como demonios, taparon la salida del Las Palmas, les obligaron a entrar en un partido que no les gusta y a cometer errores que permitieron al Celta sorprenderles con facilidad. El encuentro fue un museo del robo. Extraordinarios los centrales en la anticipación, pero resultó escandoloso el comportamiento defensivo de los futbolistas del medio del campo y de ataque que se entregaron en la tarea. La insistencia de los vigueses no tardó en encontrar premio. Solo once minutos necesitó el Celta para marcar el primero de los goles. El desconcierto generado en los canarios llevó a Bigas a perder un balón y Rossi salió como un cohete hacia la portería rival. Y ante Lizoain cruzó con la serenidad y la clase de un asesino.

El gol hizo más evidentes las cualidades de un equipo y los problemas del otro. Hasta el descanso el Celta disfrutó de media hora desbocada en la que llegaron ocasiones de todos los colores sin sufrir el mínimo peligro en su área. Se defendieron los de Berizzo a cincuenta metros de su propia portería, algo que retrata a este equipo. Allí parecía haber levantado un muro que los de Setién eran incapaces de superar. Las ocasiones llegaban en oleadas. Remataron al palo Jozabed y Aspas, apareció Sisto de forma insistente por el costado izquierdo y por el derecho Iago fue un tormento para Dani Castellano que sufrió un tormento a manos del moañés. Tuvo Aspas el segundo gol tras un pase largo de Wass y una carrera más propia de un velocista. Ante el meta canario remató fuera de forma incomprensible. Pero no tardó en desquitarse. Antes del descanso volvió a romper a la defensa rival para soltar un latigazo con la pierna derecha que obligó a Lizoain a realizar una gran parada. El balón quedó suelto en el área y por allí apareció Rossi para marcar a puerta vacía.

No bajaron de revoluciones los de Berizzo, que instalaron un campamento en el campo rival. Más presión, más robos, más espacios para descoser a los canarios, incapaces de cambiarle la cara al partido. Posiblemente esa es la imagen que más reconfortará a Berizzo. Ante un equipo lleno de futbolistas habilidosos, el Celta no perdió un solo duelo. Prueba de piernas frescas y de tener la mente por completo en el partido. En medio de una serie considerable de ocasiones, Rossi marcó el tercer tanto tras recibir un gran pase filtrado por Jozabed (otro de los grandes nombres del partido) y convertir el resto del choque en un trámite.

Solo en el último cuarto de hora Las Palmas puso a prueba a Sergio. Bajaron los vigueses tras la sustitución de Iago y subieron los canarios con la entrada de futbolistas como Halilovic. El Celta, algo cansado, dejó de presionar y dejó la pelota de forma descarada en manos de Las Palmas que tuvo oportunidades. Les dio tiempo a marcar el 3-1 tras aprovechar un error de Sergio y estuvieron cerca de darle a los vigueses un susto aún mayor en el último suspiro. Pero el partido y los tres puntos estaban a buen recaudo. La mejor manera de arrancar el impresionante maratón de partidos que espera a los célticos. Otra vez subido al tren que lleva a la pelea por los puestos que conducen a Europa.