¿Quién no se acuerda de sus tiempos de infancia en los que ante el intento de algún compañero de juegos de modificar las normas del mismo a su favor, sentenciábamos la disputa con un concluyente: "Eso no se vale".

En este juego incierto que nos toca vivir actualmente cuesta discernir lo que vale y lo que no; y sobretodo, quién está legitimado para recordar cuáles eran las normas del juego: presidentes que manipulan informáticamente unas elecciones, presidentes con un 70% de abstención en otras elecciones, presidentes que fueron presidentes y se niegan a renunciar al cargo, presidentes que debieran haber renunciado hace mucho tiempo a su cargo, presidentes en potencia que intentan modificar las normas a su favor, presidentes "sin caspa" que resultan tener un cuero cabelludo mucho más graso de lo esperado? Pero no se tiene que preocupar por nada, si usted es uno de estos afortunados presidentes y las cosas no le van tan bien como había pensado, solo hace falta que pregunte a los suyos: "¿Verdad que sí se vale?" Como la respuesta inevitablemente será afirmativa, quedará automáticamente legitimado para lo que le venga en gana hacer sin ser prisionero de sus acciones pasadas. Aunque, para ser coherente, previo a esta consulta, debería dejar claro que es lo que haría si "esos no se valiese".