Después del resultado del referéndum catalán, nos damos cuenta que lo que más prevalece entre los catalanes es la ideología política y no la economía de sus bolsillos.

Nos encontramos ante un rompecabezas político, donde nadie tiene un apoyo suficiente para negociar y lo más curioso, es que Puigdemont desde Bruselas con sus declaraciones, hace subir la temperatura política.

Hace años, lo que empezó como una emancipación se convirtió en un adoctrinamiento, para terminar en una separación. Su perversidad compuesta por las señales negativas de la opinión publica, falta de asesoramiento internacional, pérdidas económicas por la marcha de empresas, crecimiento de la agresión en la sociedad y la tragedia jurídica de los principales políticos, les lleva a seguir en su fanatismo y ya se ven como mártires de la causa catalana. Cuanto más repiten sus mentiras, estas parecen que se convierten en verdades.

Su ideología extremista marcada por los movimientos de sus seguidores se harán notar mucho más, cuando comiencen los procesos de los responsables de la DUI. Rajoy necesita más que nunca el apoyo de los socialistas y ciudadanos, para que la opinión pública internacional no se ponga a favor de los separatistas.

El 2018 comienza con un rompecabezas político.