Este eslogan pertenece al Pontevedra Club de Fútbol de los años 60, cuando jugaba en Primera División, pues vendía su piel muy cara en los terrenos de juego. Para derrotarlo, los equipos contrarios tenían que tener muy buenos dientes.

Actualmente podemos aplicar este eslogan a nuestro paisano y primer ministro Mariano Rajoy. Artur Mas no fue capaz de derrotarlo y se disfrazó de Caperucita Roja como el lobo del cuento, donde Puigdemont y Junqueras tratan de disimular su presencia, para que pueda atacar en el momento preciso. Rajoy se dio cuenta de esas estrategias y se ha vuelto muy cauteloso, siguiendo los caminos iluminados, pues son los más seguros.

Hace unos días vimos una foto, donde Rajoy y Pedro Sánchez se unían en un apretón de manos para simbolizar su contrariedad al separatismo catalán. En la expresión radiante de nuestro paisano podíamos entender que no necesita la ayuda de su enemigo al que derrotó varias veces, por estar más cerca de los catalanes que de su Gobierno. El líder socialista, con su sonrisa sarcástica, parecía el de siempre: "Estoy aquí para derrotar a Rajoy". Hay gente que siempre juega al mismo número de la Lotería Nacional, pues "el que la sigue la consigue" y esto es lo que trata de hacer Pedro Sanchez.

El PSOE sigue sin encontrar un rumbo de navegación y cuando se le presente la oportunidad de las urnas, se encontrará muy alejado del puerto. Rajoy tarde o temprano se tendrá que ir, después de vender muy cara su piel como aquel Pontevedra de los años 60, pero en el puerto ya tiene amarrado a su sucesor, la Merkel española de las tres eses, Soraya Sáenz de Santamaría.