En los últimos años se habla mucho sobre el populismo y sus tendencias. Los amigos del populismo son unos perezosos ingenuos, que se dejan llevar por las noticias de las redes sociales, sin importarles los procesos políticos de la sociedad compleja en la que viven. La pereza les lleva a no ver los hechos, pero sí a satisfacerse con simples declaraciones, por las cuales no podrán observar ni interpretar la verdad.

La tendencia de desconocer los hechos y su contorsión, es la característica del populismo y en la política nos lleva a un sistema totalitario. El ejemplo, lo tenemos en el populismo de las ideologías nazis, comunismo, también en el mundo liberal y en las corrientes del Islam. Estas ideologías no permiten contradicciones, ni diálogo y se basan en su indisoluble derecho de la verdad que ellos ven y que propagan a través de internet y medios sociales.

Los jóvenes se sienten engañados en esos pensamientos blanquinegros y se quieren dejar oír, no es por nada, esos movimientos autogestionados que hemos visto, como la "Primavera Árabe", el movimiento "Okupa de las plazas" en Madrid y recientemente, las protestas contra Donald Trump. Estos movimientos se caracterizan por ser independientes de la política, no utilizan la violencia y crean una gran solidaridad.

Su motivo es ser escuchados, pues no son controlados o dirigidos por figuras autoritarias o un líder. Estos movimientos desaparecen rápidamente para convertirse en política de populismo, con unos deseos de nostalgia, hacia aquella España que ya no existe.