Al otro lado del Atlántico, las elecciones americanas nos llaman mucho la atención, por el certificado médico que tienen que presentar los candidatos. En España no queremos saber si Pedro Sánchez sufre depresiones, por sus sueños de verse como primer ministro. Tampoco queremos saber si por las venas de Pablo Iglesias el más hippy, corren las huellas de algún estimulante del metabolismo, para verse superior a su amigo inseparable de la foto Alberto Garzón. De Mariano Rajoy, tampoco queremos saber la cantidad de colesterol que contiene su cuerpo. Nuestro paisano lo vemos con mucha frecuencia haciendo footing por la Ruta da Pedra e da Agua en Ribadumia. Seguramente será para liberar las endorfinas y recuperar el buen humor, después de las sesiones en el Congreso de los Diputados. Por esa ruta existen muchos meigos y meigas, pero un diente de ajo en el bolsillo hace milagros.

Todos los años en el tiempo de las castañas recorro esa ruta, para disfrutar de los colores de la naturaleza, pues al final me espera el Mosteiro da Armenteira, donde venden un estupendo licor de eucalipto. No para matar, pero sí para rejuvenecer el cuerpo. Si después vamos en busca de la taza del tinto de Barrantes, el tratamiento será perfecto.

La campaña americana es muy dura físicamente y los candidatos actuales, pertenecen al grupo de la tercera edad, donde normalmente tendrían que estar cuidando de sus nietos. Lo mas curioso, es que tienen que presentarse como unos supermanes, pues tienen que tomar muchas decisiones, además son los que tienen los botones de las armas nucleares. Pero una vez escogidos, sus enfermedades ya no cuentan y pueden seguir gobernando en estado moribundo.

Se dice que los 70 de hoy son los 50 de ayer.