Me siento extraño en mi país, me decía un amigo en una carta digital que recibí sin sello y a la velocidad de la luz. Exponía que las causas son los políticos actuales que no están acostumbrados al diálogo democrático para buscar soluciones que favorezcan a nuestro país.

Los políticos, en vez de buscar soluciones, lo que tratan de hacer es distanciarnos y ya lo he notado en la tertulia de la taberna con mis amigos. Hablar de política ya es un tabú. Se puede hablar de fútbol, de fiestas y hasta de la Pantoja, pero no de política.

Me doy cuenta, seguía diciendo, que muchos tienen un horizonte histórico como el de una gallina sin cabeza y algunos políticos no son competentes y solamente se preocupan de su imagen ante la prensa. Nuestro paisano Rajoy fue el más votado en dos ocasiones y representa para su partido un cañón de votos y no se puede ir, como quieren algunos. Los recortes y reformas que tanto critican, las está haciendo actualmente el socialista y presidente francés François Hollande.

Parece mentira que el líder del PSOE, que sufrió dos derrotas consecutivas, por su rabieta, tenga paralizada nuestra nación. Además dice ser el líder del primer grupo de la oposición, pero no lo demuestra. Ahora está haciendo tiempo hasta las elecciones del mes navideño, para que los jueces se pronuncien en algún caso de corrupción de los populares y ganarse algunas almas votantes. De seguir así, en la lotería política de Navidad, no le tocará ni la pedrea.

Ya no puedo hablar de política con mis amigos, pues te ponen un sello, parece que estamos retrocediendo y lo peor, me estoy volviendo un extraño en mi propio país.

Así terminaba su carta.