Qué triste ver como las cenizas se cuelan entre los huecos de las ventanas inundando las casas de suciedad.

Qué triste ir caminando por la calle y sentir como restos de monte quemado recorren kilómetros para terminar posándose en la cara de cualquier ciudadano.

Qué triste ver como el ambiente es teñido de una capa gris que impide ver el sol, dificultando la respiración, recordando una vez más la crueldad del ser humano.

Estos días los políticos se echan las manos a la cabeza y se lamentan ante las cámaras porque los montes arden y arden en Galicia, pues no se lamenten porque ustedes son los responsables.

Mi consejo es que dejen de lamentos hipócritas y actúen; la Ley de Prevención de Incendios existe y obliga a limpiar las fincas alrededor de las casas aisladas en un perímetro máximo de 50 metros.

Yo vivo en una zona aislada y llevo denunciando años la falta de limpieza alrededor de mi casa y la respuesta que tuve este año en el Concello al que pertenezco es que los árboles estaban antes que yo, que desde el Concello no podían hacer nada desconociendo quién podía ser competente.

Ante tal respuesta lo denuncié al Seprona y al Valedor do Pobo, quienes a su vez lo derivaron a la Consellería de Medio Rural, organismo que a su vez lo acabará derivando al Concello, es decir la pescadilla que se muerde la cola y la solución, cero patatero. Entonces, ¿cómo no van a arder los montes?

La prevención es importante y los Ayuntamientos, Consellerías y cualquier organismo que reciba una denuncia debe actuar, primero obligando a registrar las fincas y segundo si no hay propietarios a quien poder requerir directamente, actuar de oficio y proceder a la limpieza de fincas sin más. ¡Que hay mucha gente en paro!

Es cierto el razonamiento de aquel funcionario que los árboles estaban antes que yo, pero también es cierto que la falta de prevención lleva a pérdidas de seres humanos, daños ecológicos, animales calcinados, pérdidas irreparables de suelo fértil, impacto sobre el paisaje, etc? ¿merece la pena tanto daño?

Hay muchas preguntas que quedan en el aire, pero la más importante, ¿será que el fuego es realmente negocio rentable?