Todo parece indicar que Sánchez está intentando, con el beneplácito del Comité Federal del PSOE, repetir la jugada fallida del post 20-D.

Su radical no, no y no, seguido de una abstención parcial y encubierta en el último segundo (unos pocos diputados ausentes en la segunda votación, por ejemplo) sin haber negociado nada previamente con el PP para estabilizar la legislatura dejaría al nuevo gobierno a los pies de los caballos, en una parálisis permanente que llevaría en muy corto plazo a una cantada moción de censura. Por supuesto que este escenario obligará a Rajoy a decirle de nuevo al Rey que no, simplemente porque no es un suicida político, lo que le dará a Sánchez la oportunidad de afeárselo agriamente (con el entusiasta concurso del resto del circo parlamentario) e ir a una nueva investidura en la que, esta vez sí, el tandem PSOE-C's la lograría con el apoyo de Podemos para la legislatura y el circunstancial de los separatistas, que ven que unas nuevas elecciones darían muy posiblemente la mayoría absoluta al PP. Y C's ya se ha olido la jugada (si es que no se han puesto ya de acuerdo con Sánchez) y por eso está Rivera con tantas renuencias a pactar con Rajoy.

Es lo que creo que hay. Dios nos coja confesados. Esperemos que, con suerte, tales planes fallen de nuevo (o yo esté completamente equivocado) y vayamos a las tales terceras elecciones en las que el PP obtenga mayoría absoluta. Porque lo de que a Sánchez y Rivera les entre ahora un arrebato de grandeza nacional y pacten una legislatura estable con el PP, al menos para ciertos temas, lo veo de política ficción dado el escasito nivel que están demostrando.