La "mala praxis" desarrollada por unos médicos del Sergas, que contravinieron todos los principios que deben primar en medicina, ha tenido como nefasta consecuencia el fallecimiento de nuestra hermana Ana. Un deceso que pudo evitarse ya que se debió a una falta de diligencia de los profesionales, que durante 30 días han obviado algo tan sencillo y de obligado cumplimiento como es consultar en el IANUS la historia clínica del paciente, para conocer las patologías preexistentes del mismo y así poder evitar resultados fatales como aconteció con nuestra querida hermana.

Hechos: desde hacía 30 días nuestra hermana refería un dolor lumbar que irradiaba en la zona abdominal. El médico de cabecera le prescribe antiinflamatorios primero, cambia el tratamiento en una segunda ocasión, le aconsejan en una tercera visita que vuelva en tres días, ya que su médico habitual no está, y que incorpore a mayores alguna aspirina. En otra ocasión le indican que busque un fisioterapeuta; en una quinta le indican que pueden ser gases y/o estreñimiento, que tome laxantes. Finalmente, el domingo día 10 de abril, a las ocho de la mañana, se llama al 061 trasladándola a un PAC de Urgencias de esta ciudad, donde a pesar de nuestra insistencia preguntando al médico que la estaba atendiendo si había consultado la historia clínica de Ana (hace unos años había sufrido un aneurisma), hace caso omiso a lo que se le pregunta, recordándonos de muy malas maneras que el médico es él, enviándola para casa después de inyectar calmante. A las 23 horas del domingo la paciente, con un hilo de voz, dice que no aguanta más, que por favor la ayudemos. En esta ocasión exigimos la trasladen a Urgencias del Hospital Álvaro Cunqueiro (y no al PAC de Pizarro, como nuevamente se pretendían), donde fallece a las 10 de la mañana del lunes tras sufrir un enorme sangrado debido a una coartación y rotura subsiguiente de aorta. La dejadez y la desidia de estos profesionales resulta intolerable y vergonzosa.

Lo más doloroso, además de la pérdida de nuestra hermana, es que en este país no pasa nada, nadie se echa las manos a la cabeza, siguen viviendo, como si nada hubiese pasado, y esa falta de responsabilidad, que es abrumadora, se ha convertido para estos personajes en su profesión: una simple y pura monotonía.

Ana, deseamos que estés descansando en paz sin el sufrimiento al que te han sometido por no hacerte caso. Te queremos.