Cada cuatro años, después de las votaciones locales, los políticos tratan de reanimar el turismo en nuestra ciudad. Una nueva vida a través de insuflar aire en un concello con una imagen muy negativa, por no ser capaces de conseguir la bandera azul para una playa de dos kilómetros de longitud. Parece que se encuentran en el país de los sueños, en una burbuja de aire donde se pueden trasladar de pazo en pazo en una bicicleta de aire.

¿Qué puede ofrecer esta ciudad a los turistas? De momento, nada que quiera ver uno antes de morirse. Aquí vemos muchas décadas de inactividad en lugar de innovación y esto significa retroceder. Nuestros gobernantes están todos los años presentes en Fitur (Feria Internacional de Turismo) que se celebra en Madrid, pero tampoco les sirve para aprender algo, pues en los últimos años no hemos visto nada nuevo.

Estamos en primavera y pronto llegaremos al verano, pero Vilagarcía no se encuentra en el mapa turístico. Se quiere apostar por la isla de Cortegada, por estar a un tiro de piedra, pero por la burocracia esta isla se encuentra más lejos que las Cíes de Vigo.

Como hemos comprobado en los últimos años, los alcaldes y concejales no pueden y no saben darle alas a la industria del turismo. Vilagarcía no supo adaptarse a las necesidades de transformarse en un lugar turístico para todas las edades, tanto en verano como en el invierno, otoño y primavera.

De momento, esta ciudad lo único que puede ofrecer es un "Turismo de tapas", pero por falta de un reglamento de terrazas puede que tomemos unas tapas en una terraza ilegal.