Estimado Jesús:

Nos conocemos desde hace casi 30 años, cuando coincidimos trabajando en Povisa. Hemos hablado en varias ocasiones de medicina, de política y de educación. Y por eso me tomo la libertad de escribirte esta carta abierta, a ver si consigo ayudarte y hacerte reaccionar.

Te lo diré claramente: no entiendo cómo has sido capaz de aceptar el cargo de conselleiro de Sanidade. Te creía más leal y más demócrata. Y te lo digo porque hace unos meses te presentaste ante los ciudadanos de Baiona pidiendo el voto para ser otros cuatro años su alcalde. Fuiste elegido por ellos, y eso te compromete y te obliga a servirles como alcalde durante todo ese tiempo, salvo causa mayor personal. Desde mi punto de vista, si no renuncias a ser conselleiro, te ganarás el desprecio de muchos ciudadanos. ¿Te merece la pena acabar tu vida tan mal, en ese sentido, por hacerle un favor a Alberto Núñez Feijóo?

El presidente gallego se merece la crisis que está sufriendo: se ha metido él solo en un profundo agujero por lo mal que ha tratado todos estos años a Vigo y especialmente al área sanitaria de Vigo (todas las inversiones se van para Coruña y para Santiago), y por las innumerables chapuzas y presuntas ilegalidades cometidas en relación con el nuevo Hospital Álvaro Cunqueiro. Y ahora Feijóo trata de salvar los muebles aprovechándose de ti, complicándote la vida, mandándote cobardemente a dar por él una batalla en la que vas a morir (políticamente hablando).

Además, Jesús, yo creo que en el fondo tú también piensas, como yo, que Feijóo no merece lealtad ni respeto. Recuerdo cuando el año 2007 me pedías el voto para el PP, asegurándome que Feijóo arreglaría el problema de la imposición del gallego en las escuelas. Ya viste cómo después de obtener mayoría absoluta no cumplió su palabra, traicionando a miles de gallegos. Desde entonces sé que Feijóo es un mentiroso y que no es de fiar. Y tú también sabes (porque lo hemos hablado, y porque os lo grité hace años a ambos en la fiesta de la Arribada) que aquella vez nos engañó.

En contra de lo que promete el programa de Gobierno de Rajoy (para mí otro cínico), Feijóo sigue obligando a miles de niños gallegos a estudiar materias importantes en una lengua que no es la suya propia ni la de sus padres, en la mayoría de los casos en contra de la voluntad de esos padres (el 80% de los gallegos quiere la libertad lingüística); y todos esos niños (tus hijos y los míos incluidos, que han compartido aulas) tienen la desventaja, el hándicap, frente a la mayoría de los niños españoles de fuera de Galicia, de tener que dedicar el 10% de las horas lectivas a estudiar gallego, cuando podrían dedicar ese tiempo a estudiar matemáticas, ciencias u otras materias muy importantes para su formación. Son sangrantes los casos -supongo conocerás algunos, incluso de hijos de colegas médicos- de alumnos brillantes que no han podido hacer la carrera que querían por culpa de estudiar en el actual régimen de imposición del gallego. Por culpa de unos políticos que no respetan la libertad, y que está acomplejados ante los impositores del monolingüismo, los que consideran que los gallegos solo deberían hablar en gallego: los mismos que abuchean o se van del parlamento cuando alguien habla en español.

Es tu decisión, Jesús. Espero que estos día dimitas y cumplas con tu pueblo. Me alegraré mucho por ti.