El año pasado las reglas de los parques nacionales han cambiado y ya se pueden construir casas rurales o un hotel, pues estos parques tienen que generar ingresos para su mantenimiento. Pero los parques del interior son muy diferentes a las islas del Atlántico, principalmente en superficie.

En la isla de Cortegada se quieren reconstruir las casas que abandonaron los primeros colonos, para que se pueda pernoctar. Pero si abrimos la puerta de la isla para estas iniciativas, ¿dónde estara la frontera? Claro, es una pequeña iniciativa y reconstruir las casas suena muy bien, pero pueden surgir otras mucho más grandes, donde la identidad de la isla se perdería. Y nadie aceptaría que se convirtiese en una aldea de turismo recreativo.

La iniciativa civil con varios miles de firmas para proteger la isla con un protocolo, no de papel, pero sí activo, con bombas de agua permanentes y voluntariado para su manejo y simulacros regulares, es el primer paso para demostrar la implicidad de los carrilexos por su isla. Pues en las discusiones sobre este patrimonio de la naturaleza siempre se habla de nuestra isla, la de todos los carrilexos.

Esas firmas recogidas en apoyo a Cortegada, nos dan el derecho de abrir un debate sobre el futuro de la isla, pues los políticos no lo podrán negar. Estos vienen y van y desconocen los sentimientos locales.

Las islas del Atlántico están protegidas por ser monumentos naturales, pero viendo la cantidad de monumentos destruidos por nuestros políticos, los carrilexos quieren garantías para mantener la característica irradiación de su isla.