Pido perdón de entrada a los católicos (este artículo no va contra ellos) por utilizar una realidad (que hay curas que han cometido pederastia) como comparación para llamar la atención acerca de un problema sobre el que nuestra sociedad "políticamente correcta" no se atreve a hablar.

En Galicia se producen demasiados incendios forestales, y la gran mayoría de ellos tienen su origen en la mano del hombre. El segundo fin de semana de este agosto se originaron 70 incendios en nuestros montes, y muchos de ellos comenzaron por la noche. Dejando aparte las imprudencias y los casos de personas que están absolutamente mal de la cabeza, quienes provocan esos incendios deben buscar algún beneficio personal (o familiar). El dicho latino "cui prodest?" significa que cuando se comete un delito podemos averiguar quién es el culpable haciendo esa pregunta: "¿A quién beneficia" (que se cometa ese delito)? La tan manida explicación de que los especuladores que conseguirán recalificar los terrenos quemados se pueden beneficiar de los fuegos no tiene sentido hoy en día, a pesar de lo que digan tantos que engañan a una opinión pública mal informada, falseando lo establecido en la reforma de la Ley de Montes. Sin embargo es innegable que los brigadistas, y las empresas privadas contratadas por la Xunta para apagar incendios, de alguna manera salen beneficiados si hay más fuegos. Y también, políticamente, lo es la oposición que echa la culpa de los incendios al Gobierno (y cuando cambian las tornas y la oposición gobierna, es a su vez culpada).

He conocido en mi vida a muchos curas, la mayoría personas excelentes y ninguno de ellos acusado de pederastia. Se dedicaban -y se dedican- a desarrollar las tareas propias de su vocación, con más o menos altruismo y entrega a los demás. Pero nadie puede considerar absolutamente improbable que en un grupo de cien curas no pueda haber uno que pierda el control, caiga en la tentación, y abuse sexualmente de menores: algo que ocurre y que lógicamente causa el mayor rechazo y vergüenza entre sus propios correligionarios.

Demostrar que un cura ha cometido ese tipo de delito puede considerarse fácil, porque siempre tendremos el testimonio de al menos una víctima. Y aunque en algunos casos se ha probado que esas víctimas deformaban la realidad o mentían, no deja de ser un hecho irrefutable que hay curas que han cometido esos abusos. Pero demostrar que alguien ha provocado un incendio en un monte es muy, pero que muy difícil: salvo que haya testigos, o podamos grabar en vídeo su delito, o el pirómano lo confiese. En Galicia trabajan cada verano unos 7.000 brigadistas en la lucha contra los incendios forestales. La gran mayoría de ellos personas excelentes: su tarea es imprescindible, todos les estamos agradecidos y sabemos que llegan a ser heroicos en algunas ocasiones. Pero uno de cada cien podría caer en la tentación? pensando solo en asegurarse un puesto de trabajo (para él o para un familiar o amigo) para el año siguiente.

Los motivos económicos le pueden parecer suficientes a un brigadista para provocar incendios, porque cuantos más incendios se produzcan más críticas podrán hacer los sindicatos y la oposición al Gobierno de la Xunta, que se verá forzado a emplear más medios y a contratar a más personal para la siguiente temporada. Pero si un verano hay pocos incendios, al año siguiente la Xunta podrá reducir ese presupuesto (para dedicarlo a otras cosas o para repartírselo) contratando a menos brigadistas. Y cuando eso pasa, muchos exbrigadistas dejan de percibir una fuente de ingresos que pueden considerar vital para su subsistencia.

Es probable que a brigadistas y a allegados les parezca mal que se hable de este asunto; al igual que a los curas y sus fieles les sienta fatal que se hable de sus casos de pederastia. Pero cuando no se reconoce la realidad, no se quiere ni se puede poner remedio a un problema. Quien niegue que hay brigadistas que han sido (y que siguen siendo) capaces de provocar incendios y que sus "ocultos" intereses económicos pueden ser una de las causas posibles de tantos fuegos como hay cada verano, estará demostrando su incapacidad de aceptar la verdad, por ignorancia o prejuicios. Basta con revisar las hemerotecas para comprobar que estos años han sido detenidos varios brigadistas por provocar incendios forestales, en Galicia y fuera de Galicia, y eso que no es nada fácil detener a un incendiario.

Aporto dos propuestas. Primera: consensuar entre todos los grupos políticos un presupuesto anual fijo de lucha contra incendios para los próximos 15 años, que no se modifique en función del número de incendios: así nadie querrá que aumenten los incendios para que se contrate a más personal. Segunda: crear un servicio público y dejar de contratar a empresas privadas los servicios de extinción aéreos (y otras tareas relacionadas); el "cui prodest"? aquí se aplica de manera evidente: si un piloto de helicóptero tiene un plus por actividad y gana un montón de euros por cada viaje para echar agua, ganará mucho más si se provocan fuegos que si no. Estoy convencido de que con medidas como esas se reducirían los incendios provocados.