Hoy mismo, una buena amiga parisina me comentaba que esta pasada semana un compañero de su clase, que es musulmán, afirmaba que las víctimas del atentado terrorista ya casi olvidado por los españoles, el de la revista satírica Charlie Hebdo, se lo tenían bien merecido. Esto causó desprecio hacia él por parte de las demás personas que allí se encontraban, e incluso leves agresiones, que no dejan de ser un claro ejemplo de lo que está ocurriendo no solo en el país vecino, sino en todo el mundo. Racismo, discriminación y segregacionismo es lo único que vamos a encontrar si seguimos por esta vía, por el camino de las peores diferencias, las opuestas. Todos somos diferentes, pero al igual que las piezas de un puzzle, deberíamos encajar a pesar de nuestras singularidades. Las bases de una sociedad racional son la libertad y el respeto hacia los demás, junto a sus acciones y pensamientos, cosa que, desafortunadamente, se está perdiendo. Algo tendremos que hacer, ya que tal y como vamos está más cerca una guerra que la paz mundial. Ya lo dijo John Stuart Mill, "No hay mejor prueba del progreso de la civilización que el progreso de la cooperación".