Lo normal sería que cada partido se pague su publicidad de su propio bolsillo, tal y como exige la Ley. Pero desde hace bastante tiempo, años, y con la llegada de ciertas fechas, me invade la perplejidad por la alegría con que el equipo de gobierno municipal de la ciudad de Pontevedra, BNG y PSOE, se gasta en publicidad, a favor de sus propios partidos políticos, el dinero que con tanto sacrificio nos exprimen sin compasión con los impuestos y tasas municipales.

Me siento indignado y comunico aquí mi sentimiento de impotencia ante lo que entiendo son claros abusos de poder por la aparente derivación de los fondos públicos para uso privativo en favor de los intereses de los grupos del actual gobierno municipal.

Todos los ciudadanos de nuestra ciudad han podido ver publicada, hace unos días, en la prensa escrita local, con el logotipo municipal del equipo de gobierno, publicidad institucional que cuesta miles de euros a los ciudadanos; en la que el señor Louro, con su propia fotografía y en calidad de representante del partido socialista, lanza un mensaje directo, sin rodeos y claramente publicitario, a favor de actividades pasadas de su propio partido socialista. Se puede llegar a comprender que el bipartito publicite la inauguración de un monumento financiado por el Ayuntamiento, sin embargo, en una sociedad democrática no se puede tolerar que, con el dinero que tanto cuesta ganar a los pontevedreses, se haga una publicidad directa, sea del Partido Socialista, o de cualquier otro partido.

Desde mi punto de vista, la oposición debe exigir la dimisión del político responsable que autorizó, permitió y dio el visto bueno al texto de dicha publicidad. Y aunque aún quiero creer que alguien de cualquier partido, incluido el socialista, tenga intención en Pontevedra de hacer un mal uso de los fondos públicos, veo aquí que se ha dado un caso de clara negligencia política que debe conllevar algún tipo de responsabilidad del mismo citado calibre.

Y es que vemos denuncias de gran impacto mediático de: si un político ha recibido un bolso de unos cuantos euros; o una corbata de otros tantos; o un traje de unos cientos de euros; y, sin embargo? ¿Nadie va a decir nada sobre el mal uso de la publicidad institucional que cuesta miles de euros al bolsillo de los ciudadanos?

Estamos comprobando que a los partidos políticos, que gobiernan más de ocho años consecutivos en un Concello, se les sube la adrenalina del poder a la cabeza y actúan de forma déspota como si el dinero público fuese suyo y pudiesen gastárselo en cualquier cosa, y no es así. Para evitar que los mandatarios tengan esa tentación, de creerse dioses, no deberían presentarse eternamente a la reelección.

Por ello, creo que en la ciudad de Pontevedra es necesario un cambio político. Si el nacionalismo extremo del BNG y la izquierda del PSOE volviesen a gobernar, abocarían a la ciudad de Pontevedra a dieciséis años de un mismo régimen despótico y clientelar.