El expresarse en un idioma de preferencia o uso familiar es un derecho inalienable de los seres humanos, por provenir de lo innumerables lenguajes primitivos de grupos étnicos, o en otros casos, como derivados de lenguas mayoritarias o predominantes a lo largo de la historia.

Según el catálogo de Etnologue del año 2009, en el mundo se hablan en mayor o menor grado 6.909 lenguas. Desde las predominantes, a las localizadas en pequeños grupos aislados.

Sin embargo debemos considerar que el lenguaje tiene como función la conexión entre individuos y la transmisión de experiencias y conocimientos; esto se desvirtúa cuando los grupos de etnias o nacionalismos los utilizan para separar..

En la Unión Europea hemos tenido por años como presidente al señor Barroso, de nacionalidad portuguesa, lo que a primera vista sorprende, dado el peso relativo de ese pequeño país. Sin desmerecer sus conocimientos, el secreto fundamental es su conocimiento y uso de los idiomas de peso actual, léase inglés, francés, español y portugués, los últimos para relaciones estratégicas con hispanoamérica y África. Lo que le ha permitido ser interlocutor válido de los representantes nacionales.

En contrapunto, uno de los mayores problemas de la comunidad europea es que las discusiones y propuestas se realizan en 27 lenguas, con interposición de traductores, lo que complica enormemente las relaciones y la toma de decisiones.

Como sabemos, en España tenemos una marcada ausencia de conocimientos de idiomas, evidente en casos de políticos españoles, cuyo deplorable manejo ha dado lugar a numerosos chascarrillos.

Con este conocimiento y experiencia, parece imposible que no se aborde seriamente en las escuelas una enseñanza profunda por el momento del inglés, y posteriormente según necesidad y predominio, de otras lenguas, así como de un correcto castellano, cuya importante repercusión sigue en aumento siendo la segunda lengua en Estados Unidos. Cuando en Cataluña, con su larga tradición cosmopolita y una población multicultural, se insiste en la educación de inmersión lingüística en catalán, se le oculta a sus habitantes, que en un recorrido de 200 km, se encontrarán con gente que no entiende ese idioma, y que como ocurre con toda la producción técnica y científica de sus centros, esta se deberá publicar en idiomas mayoritarios, si se pretende su difusión.

Yo les rogaría a los partidos nacionalistas, que dedique sus esfuerzos para conseguir en su región el mayor desarrollo económico y cultural de sus habitantes , y no una lucha casi permanente de imposición de lenguajes vernáculos, que con todo el derecho deben enseñarse, pero con conciencia de la limitación regional que tienen.

Finalmente deberíamos recordar que la obsesión de "raza y lengua" como elemento de separación tiene su paradigma en Sabino De Arana-Goiri, el ultranacionalista padre de la patria vasca, que en sus Obras Completas, insiste en que los "maketos", es decir los que pertenecen a cualquier territorio fuera del país vasco, si llegaran a hablar dicha lengua, los vascos deberían cambiarla a fin de mantener la diferencia.