Escribo, con dolor después de haber recibido la noticia de tu fallecimiento.

Amiga y colaboradora de Froles Mareliñas desde hace tantos y tantos años...

Mujer admirable, madre amorosa, abuela compinche, consentidora como ninguna, de sus nietos, a quienes adoraba.

Era sin dudas, una amiga de esas que ya no quedan, leal, solidaria, compañera en las buenas y en las malas; alegre, espontánea, capaz de ofrecerte siempre incluso más de lo que tenía...

Froles Mareliñas le agradecerá siempre su inmenso cariño y esa amistad que siempre nos ha regalado.

Asistimos a tu despedida, llenos de recuerdos, esa despedida que no estaba en nuestros planes, esa que nos sorprende, por despiadada.

Has dejado una buena herencia, me refiero a tus hijos, a los cuales conocemos desde niños y son buenos amigos nuestros.

No puedo decirte adiós, tú solo nos precedes en un viaje, que algún día, tendremos que hacer también, para encontrarnos todos.