El BNG, por boca de la viceportavoz de su Grupo Parlamentario, Ana Pontón, ha criticado a la Xunta por considerar que no ha participado como corresponde en el homenaje a Ricardo Carvalho Calero, en la inauguracion en Santiago de una estatua dedicada al egregio galleguista, en el centenario de su nacimiento.

Los nacionalistas deberían ser coherentes, y si realmente consideran, como han dicho, que lo que ha hecho la Xunta es política antigallega, porque minusvalora la figura del que en 1972 llegó a ser primer catedrático de lingüística y literatura gallega, deberían dirigir sus críticas a la Real Academia de la Lengua Gallega, exigiéndoles que dejen de despreciar a Carvalho Calero y que le dediquen de una vez el Día das Letras Galegas.

Pero claro, los nacionalistas son también esclavos del pensamiento único: rechazan diferentes maneras de ver Galicia o de hablar en Galicia que no sean las que dictan sus dirigentes, y no aceptan que Carvalho Calero tuviera una visión reintegracionista del idioma gallego, y defendiera el lusismo (ir equiparando el gallego con el portugués).

El Bloque se retrata y se suma con su silencio al agravio más grande que se le está haciendo a un gran galleguista, que también fue miembro de la Academia Gallega, pero que acabó siendo marginado por los actuales monopolizadores de la cultura gallega, y por sus aliados políticos.