El año 1929 marcó una crisis económica a nivel mundial, caracterizada por una profunda depresión económica y social, que originó en algunos países propuestas político-militares para superar el problema. En Alemania, Hitler y el nacional-socialismo iniciaron un proceso de militarización popular que derivó en la segunda guerra mundial. El chivo expiatorio fue el pueblo judío, al que se culpó de todos los males. Algunos países apoyaron ese proceso. La España del general Franco fue uno de ellos.

El año 2009 está marcando una nueva crisis económica. Repitiendo la historia, en la República Islámica de Irán, Ahmadinejad con su Guardia Revolucionaria Islámica, está iniciando un proceso de desarrollo nuclear con fines militares. El primer objetivo es eliminar, “borrar del mapa” según las propias palabras de Ahmadinejad, al actual chivo expiatorio, Israel y su expresión política, el sionismo. Repitiendo la historia, algunos países apoyan ese proyecto de desarrollo nuclear. España vuelve a ser uno de ellos, esta vez de la mano del nacionalismo galego y del socialismo español.

Parafraseando a Clausewitz, el antisionismo de hoy es la continuación del antisemitismo de siempre, por otros medios... de comunicación.