Francisco García explica que detectar un tornado con los medios convencionales (satélite, radar o estación meteorológica) es casi imposible, dado que se trata de "fenómenos tan locales que a menudo se cuelan por la red". "Es como si un pescador sale a pescar con una red para besugos. Los boquerones se le van a escapar".

Considera que el viento registrado entre Castrelo y Xil no tuvo que ser obligatoriamente muy fuerte, y argumenta a este respecto que los inmuebles con portales muy grandes, como suelen ser las naves industriales, son muy susceptibles de sufrir daños. "Una racha de 80 kilómetros por hora ya es suficiente para destechar parcialmente una nave si esa racha se mete dentro de la nave". Lo que hace en esos casos la corriente continua de viento es "estallar la cubierta hacia fuera".

Se da la circunstancia de que entre los inmuebles dañados el viernes se encuentran al menos dos naves, situada una al lado de la otra en Castrelo. En un caso se trataba de un taller de aluminios, y en otro de un taller mecánico. En ambos casos, el viento arrancó paneles enteros de uralita, que en muchos casos quedaron destrozados y esparcidos por el suelo. El supuesto tornado de O Salnés fue uno de los episodios más graves de la ciclogénesis explosiva "Hugo", que se caracterizó "por un viento muy racheado, con giros rápidos y fuertes".