Una persona se dedica diez años en investigar algo. Llega a una conclusión y se suicida un día antes de contarlo. ¿A ustedes esto les parece verosímil?". Esta pregunta retórica, formulada por el periodista Jorge Lanata, resume la cuestión sobre la que gira "El fiscal, la presidenta y el espía", la serie documental que emite Movistar sobre la muerte del fiscal argentino Alberto Nisman. Mañana sábado, 18 de enero, se cumplen 5 años de aquel fallecimiento todavía envuelto en el misterio. Apareció en el baño de su piso en un charco de sangre, junto a una pistola y con un impacto de bala en la cabeza, pero no aparecieron restos de pólvora en sus manos y aún no se sabe a ciencia cierta si se suicidó o si lo suicidaron.
Nisman había acusado de encubrimiento de atentado terrorista a Cristina Fernández de Kirchner, la presidenta a la que alude el título de la serie, intriga de no ficción -también llamada true crime- dirigida para Netflix por el británico Justin Webster, creador también de "Muerte en León" y "El final de ETA".
El ataque que investigó Nisman fue el perpetrado contra la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) en 1994. Aquel fue el mayor atentado en el hemisferio occidental antes del 11-S: se cobró 85 vidas. Las sospechas recayeron en el gobierno de Irán, que habría planeado y financiado este ataque con coche bomba, encomendando su ejecución a la organización terrorista libanesa Hezbolá.
Cristina Fernández de Kirchner y su gobierno maniobraron para encubrir la responsabilidad iraní en el atentado, según Nisman. "O la meto presa o se va a tener que ir del país, porque las pruebas son contundentes", le dijo el fiscal a un amigo periodista poco antes de morir.
Se nota que Justin Webster y su equipo han trabajado a destajo para que el espectador lo tenga lo más claro posible en esta compleja madeja que en el documental tratan de desenredar medio centenar de personas. Entre los testimonios más importantes, el de Viviana Fein, la fiscal que acudió al piso de Nisman horas después de su muerte. Habla también el número dos de Cristina Fernández de Kirchner, Óscar Parrilli; Alberto Fernández, hoy presidente de Argentina, y agentes de la CIA y del FBI. Aunque el relato más inquietante es el tercer personaje del título de la serie, el espía: Jaime Stiuso, hombre fuerte de los servicios secretos argentinos desde los tiempos de las dictaduras, una especie de Villarejo a la argentina, y que fue cesado poco antes de la muerte de Nisman, del que fue colaborador.
Dos años de contactos con "el espía" Stiuso, cientos de horas de entrevistas y cuatro años de trabajo han dado como resultado un thriller de no ficción de una factura visual impecable, y que se muestra la ciudad de Buenos Aires de una manera nueva e impactante. Al contrario de lo que ocurría con "Muerte en León", el caso de la muerte de Nisman no está resuelto, lo cual no hace más que aumentar la avidez del espectador por terminar los seis capítulos.
Justin Webster ha dicho que la serie apunta al culpable de la muerte de Nisman, pero que hay que esperar al final. A falta de la emisión en España de cuatro capítulos, veremos si cumple lo que promete.
