Pianista y gestora musical, la tudense Andrea González ha sido elegida recientemente "Top 100 Mujeres Líderes en España 2019" en la categoría de cultura y deporte. Presidenta de la asociación Xuventudes Musicais Eixo Atlántico, fundadora y directora del International Keyboard Festival & Masterclass y directora del festival Camiños Sonoros de la Xunta, es, con 32 años, una de las cinco premiadas más jóvenes de esta edición.
Galardonada en concursos de piano nacionales e internacionales, ha tocado recitales en países como Cuba, Italia Inglaterra, Australia, España y Portugal. Máster en Music Business Management en la Universidad de Westminster de Londres y en Piano en el Conservatorio Giuseppe Verdi de Milán, tiene estudios de gestión en la Accademia Teatro alla Scala. En 2020 lanzará un disco bajo la licencia Warner Music con las composiciones del gallego Fray Rosendo Salvado.
-¿Qué supone para ti estar en el "Ránking Top 100 Mujeres Líderes en España" y ser una de las cinco más jóvenes de la lista?
-Además de llevarme una gran sorpresa cuando recibí la noticia, esta distinción empodera y da visibilidad a nuestro trabajo, proyecto y trayectoria profesional. Además sirve para crear una plataforma de profesionales de diferentes ámbitos que nos tratamos de tú a tú -en el ranking están también periodistas como Ana Rosa Quintana y Carmen Chaparro, y la ministra Margarita Robles-. Esta red sirve para realizar labores de mentoring y ser un modelo para los jóvenes. En mi caso, observo que mis alumnos de música desconocen ciertas carreras y que la mujer puede acceder a puestos de responsabilidad que tal vez ignora.
-Se habla de la falta de referentes femeninos en profesiones científicas y técnicas ¿Sucede lo mismo en el ámbito de la cultura, concretamente de la música?
-Hacen falta referentes, sobre todo en áreas de dirección. Los datos publicados por la SGAE indican que solo un 1% de la música programada en las sinfónicas de nuestro país es de compositoras, solo hay un 5% de directoras de orquesta y un 19% de mujeres intérpretes en la programación de festivales de todo tipo de música. Sin embargo, en las aulas de los conservatorios nos encontramos con que casi hay paridad entre hombres y mujeres en el volumen de alumnado.
Por mi experiencia personal en la sección que llevo desde hace dos años en la revista "Ritmo", las entrevistas que he hecho a gestores de instituciones musicales importantes del país son casi todas a hombres, aunque últimamente nos estamos encontrando con algunas mujeres, como la directora de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, la directora artística del Liceo y el caso de Ana Comesaña, nieta de tudense, que es la primera mujer que dirige una orquesta: la Joven Orquesta Nacional de España.
-¿Por qué no se traduce esa afluencia en las aulas con representación en puestos directivos?
-No nos podemos desviar de que la trayectoria histórica de la música clásica es masculina. Si pienso en mi abuela o bisabuela, no estaban en posición de dedicarse a la música porque se ocupaban de otras tareas. Hay excepciones de mujeres que rompieron barreras como Clara Schumann, Fanny Mendelssohn y la gallega Eugenia Osterberger.
-¿Te has encontrado obstáculos en tu carrera por ser mujer?
-Nunca me había parado a pensar en eso porque desde los ocho años decidí dedicarme a la música, más tarde a la formación musical y después a la gestión de espectáculos; en casa, mi familia siempre me impulsó. Ahora, si echo la vista atrás, me doy cuenta de que en puestos de gestión y en jurados, si bien no he sentido dificultades especiales, siempre he estado rodeada de hombres. En cuanto a puestos directivos, me dicen que soy la única mujer directora de un gran festival en Galicia. Esta realidad está cambiando, ahora hay más presencia femenina.
-¿Qué aporta de nuevo tu forma de programar eventos?
-Tanto en el festival IKFEM como en Camiños Sonoros siempre tengo en cuenta el factor femenino; tanto en mi equipo de trabajo como en la programación de actuaciones trato de que el 50% sean mujeres. En cuanto a mi estilo de programación, intento profundizar y estudiar al detalle cada cosa que hago; me gusta buscar fórmulas nuevas, como por ejemplo combinar moda y música, algo que he hecho en la última edición del IKFEM, como manera de mostrar una simbiosis perfecta de identidad.
-¿Qué balance realizas del festival International Keyboard Festival & Master Class, IKFEM, fundado y dirigido por ti en sus siete ediciones?
-Ha tenido una evolución constante y, para el poco tiempo que tiene, ha dado un salto muy grande, IKFEM acaba de ser nominado a los Iberian Festival Awards 2020. Ya en la quinta edición, conseguimos ser portada de los medios de comunicación gallegos con el evento de diez pianos en el puente entre Tui y Valença. Este año, con el desfile de moda transfronterizo, ya copamos medios de comunicación a nivel internacional, en España y Portugal.
Paralelamente también ha ido creciendo en cuanto a ser un referente a nivel educativo, ya que es el único campus donde se unen todos los tipos de teclados de diversos estilos musicales que en principio no tienen nada que ver entre sí, pero que luego están más cercanos de lo que la gente se cree. Y es que hay muchos puntos en común en cómo se improvisa tocando a Bach, por ejemplo, o en el jazz. En cuanto a la programación, también ha dado un enorme salto cualitativo y a la eurociudad de Tui-Valença hemos añadido Tomiño y Vilanova de Cerveira. Para el festival de 2020, que se celebrará del 19 al 26 de julio, queremos ampliar horizontes y abrir la mirada a Oriente. Pronto desvelaremos más.
-¿Ese certamen es exportable a otro escenario que no sea Tui y Valença?
-Como gestora musical, cuando creo un espectáculo es para que funcione en cualquier sitio, que sea adaptable. Tal y como está planteado ahora, está creado para la eurociudad Tui-Valença, un entorno transfronterizo privilegiado que la propia diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada alabó diciendo que su desfile en esta última edición del festival había sido el mejor de todos los que ha hecho. Contamos con un gran apoyo de las instituciones públicas, si bien necesitaríamos más ayuda de la empresa privada.
-También has dirigido el proyecto Camiños Sonoros...
-Fue un proyecto organizado para el Plan Director del Xacobeo 2021 mediante el que programamos más de cuarenta conciertos de jóvenes talentos en localidades de la Vía de la Plata, en lugares destacados del Camino como los monasterios de Oseira o Carboeiro. También dimos visibilidad a alumnos de conservatorios de diferentes estilos musicales, como jazz, folclore, electrónico. Dirigí este evento a través de Xuventudes Musicais Eixo Atlántico, entidad que presido y que pertenece a la Federación Española, de la que soy directiva. Los resultados fueron muy buenos, pero lamentablemente parece que no va a tener continuidad.
-Directora técnica de la Orquestra Vigo 430 la temporada pasada, referente de Executivas de Galicia, gerente del Taller Atlántico Contemporáneo con el que llevaste el Ensemble al Festival Internacional de Santander y a la Quincena Musical... Eres pianista, pedagoga, gestora musical y divulgadora. ¿Cómo compaginas esas facetas?
-Dedicando mucho tiempo y siendo muy organizada, además de muy selectiva con lo que una hace. A veces se dice que un músico que se dedica a la gestión o la crítica es porque no puede hacer otra cosa; a mí siempre me ha chirriado esa afirmación. Es cierto que para llegar a cierto nivel de élite uno tiene que dedicar muchas horas al entrenamiento, a ensayar antes de exponerse ante el público, pero si eso lo puedes compaginar con otras facetas tu trabajo se enriquece. En la educación musical y sin infravalorar la importancia del estudio y la técnica, hay que dar mayor importancia a aspectos que ayuden al músico a hacerse su carrera, a investigar, a conocer cómo piensan los gestores, cómo hablar con los medios, estar enterado de la actualidad para abrirte a las tendencias sociales,...
- En tu faceta de pianista tienes en proyecto grabar un disco con piezas compuestas por el gallego Rosendo Salvado.
Es un proyecto que lleva rondando por mi cabeza desde 2014, cuando me entregaron los manuscritos de Rosendo Salvado que estaban guardados en la Catedral de Tui. Me fui a casa con las partituras y en dos meses ofrecí un concierto. A partir de ahí empecé a investigar y en 2016 pude viajar a Australia invitada por la Embajada de España en ese país con motivo del bicentenario de Rosendo Salvado y junto al músico de rock Rosendo Mercado. Él ofrecía conciertos y yo master class y recitales con las piezas del compositor gallego, ya que sería un poco complicado mezclar la música del monje con el rock. Esa experiencia fue maravillosa; tuve la oportunidad de ver lo que ese misionero gallego, conocido popularmente por ser el portador del eucalipto a Galicia, hizo en ese país: el monasterio, los instrumentos que fue llevando de Europa para educar a aborígenes, primero de cuerda, luego de viento y también algún teclado. Mi última noche allí me enseñaron una viola que se dice que es Stradivarius... Hay muchas copias y no quiero sacar conclusiones sobre su veracidad.
De ese trabajo surgió un documental premiado con el Hollywood Independent Documentary Awards y el proyecto de grabar un disco con las piezas de Salvado a propuesta de Eugenio Muñoz, manager de Rosendo y de muchos músicos de los noventa. Hasta ahora no me había podido poner con ello, pero finalmente vamos a grabar en marzo de 2020. Nos queda por decidir si grabamos en el Teatro de Tui o en el estudio PKO, la sala de grabación referente del mundo, donde han grabado Lady Gaga, Plácido Domingo o Alejandro Sanz, entre otros.
- ¿Cómo será ese trabajo discográfico y qué proyectas hacer para promocionarlo?
El disco contendrá cinco composiciones para piano de Rosendo Salvado. Su música es muy salonera, fresca, melódica, fácil de escuchar y a la vez virtuosa. Una vez grabado, pretendo realizar una gira y divulgar la música de Salvado, llevarla a lugares con los que él estuvo ligado, como Galicia, el resto de España, Italia, Inglaterra y Australia.
-Te iniciaste en Tui, donde naciste, pero tu formación se desarrollo en medio mundo...
-Empecé mi formación en Tui con ocho años y a los tres años ya obtuve el grado Elemental (normalmente son cuatro cursos). Continué en Pontevedra cuando trasladaron a mi padre a Marín; cuando tenía entre 15 y 18 años me iba a Barcelona a tomar clases con una excelente profesora; saqué el titulo superior en Castellón; luego estudié en Milán; pasé un breve periodo de tiempo en Estados Unidos; becada por la Fundación Barrié fui a Londres, donde conocí a mi marido, también pianista, y juntos decidimos volver a España. De cada sitio en que he estado me llevo una experiencia enriquecedora. He tenido la oportunidad de ver cómo se hacen las cosas fueras, conocer varios culturas y ahora quiero compartir con Galicia y España todo lo que he aprendido. A veces los pianistas pasamos muchas horas encerrados en solitario y nos perdemos experiencias que nos aportan mucho. Exponerte al exterior te hace ser mejor persona.
-Has tocado en numerosos escenarios de múltiples países ¿Prefieres los grandes teatros o las pequeñas salas?
-Los pequeños te dan más respeto porque tienes al público muy próximo, mientras que en los grandes te puedes aislar porque las luces te ciegan y no ves a los espectadores. Me gustan los dos.
