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CRÍTICAS DE CINE

Vivir deprisa, amar despacio

Christophe Honoré nos propone una película en la que importa lo que se siente, pero también lo que se piensa

Los protagonistas de "Vivir deprisa, amar despacio".

Suele decirse que la distancia temporal con los hechos otorga perspectiva para encararlos. A ello se remite Christophe Honoré para explicar por qué filma ahora "Vivir deprisa, amar despacio", donde aborda a partir de su memoria, de modo íntimo y exento de reivindicación colectiva, sí presente en "120 pulsaciones por minuto" -una película mucho más intensa y vital- cómo vivió el sida la juventud de su generación.

Sus protagonistas, un joven que empieza y un escritor que acaba, lo que determina su relación, nos recuerdan a "Call me by your name". Honoré nos propone una película en la que importa lo que se siente, pero también lo que se piensa, lo emocional y lo intelectual.

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